En nuestro afán por colgar todos los restaurantes del pueblo, hoy hemos "aparcado" nuestros cuerpos en el Calima.
Hacía ya..... muchos años que no aparecíamos por allí. Cuando uno es más joven come de todo y bien gustoso pero uno se va haciendo más... a saber qué es lo que uno se va haciendo.
Lleno, justo una mesa les quedaba libre. Curioso que los mejores restaurantes del pueblo estén absolutamente vacios y este tipo estén a tope.
El local es amplio, mesas de correcto tamaño, sin apretujones. Mantelería de papel corriente. Servicio normal y corriente, copas de buen tamaño pero sin "denominación de origen".
La carta de vinos es corta y además no tienen ni siquiera todo lo que ofertan en ella y hemos pedido un verdejo que tenían a temperatura ambiente. Afortunadamente la chica que nos atiende es amiga de la hija de mi chica y con una buena cubitera y un poquito de paciencia, coseguimos que adquiera una temperatura decente.
Concretamente ha sido un Estilete verdejo 2012 un vino con la nariz del verdejo, con la boca del verdejo, fácil de beber, agradable al paladar pero no es para echar cohetes.
La carta del restaurante es corta, tan sólo puedes optar por reservar con unos días de antelación si quieres degustar platos más elaborados.
Ensaladas, mucho picoteo, hamburguesas y sandwiches variados y algunos platos muy concretos basados especialmente en el pollo.
Para compartir hemos pedido una Ensalada de mar con bonito, antxoas, langostinos a la plancha y vinagreta de mostaza con aros de cebolla frita tremenda cantidad, como para cuatro. Aros de cebolla para dar y regalar, una pena lo aceitosos que estaban.
5 hermosos langostinos y 4 antxoas por allí perdidas.
La verdad es que no estaba mal, correcta.
Mi chica ha visto un bokata que le ha llamado la atención: Bocadillo vegetal de tomate, lechuga, huevo cocido, jamón serrano, mortadela y pechuga de pollo para chicos de 18 años, tremendo bokata que difícilmente un ser humano de una edad puede terminar. ¿Calidad? pues justita, no ha disfrutado lo que esperaba.
Yo he preferido pedir un plato más elaborado y me he decantado por Pechugas rellenas de jamón, setas y cebolla confitada con pimientos, patatas y salsa de queso rico, mereció la pena la elección. Es un plato para pedir en exclusiva, sin nada por delante. Tremenda cantidad, la pechuga sin estar seca, la salsa de queso rica, patatas caseras y pimientos rojos muy sabrosos. Lo mejor de la noche con diferencia.
Un cesta de pan sin más. Pan de barra, a mi me gusta el pan-pan pero no siempre tienes la suerte de encontrarlo.
Con estas raciones no hay sitio para postres y con un cortao de los que no levantan pasiones nos hemos dado por más que satisfechos.
Evidentemente esto es lo que se lleva, comer por no demasiado dinero, comer para quitar el hambre al parecer, comer sin disfrutar, comer para no cocinar en casa. Cada dia me preocupo más por lo que está pasando, pero evidentemente es lo que hay.
Menos mal que después hemos ido a "nuestro Azoka" donde nos han preparado un GT de los ricos, de los ricos de verdad. Ginebra Brockman´s con unas fresas de adorno que al "interactuar con la bebida estaban de rechupete. Me he enganchado literalmente a este sabor y me encanta.