Ese sábado fue uno de esos días fríos en los que la tramontana soplaba con intensidad, uno de esos días en los en que tienes previsto hacer una cosa, y haces todo lo contrario, vamos uno de esos días que dan la razón al dicho de que “El hombre propone, Dios dispone, y la mujer descompone”.

Así que sin saber cómo ni de qué manera acabamos en la L’Escala, donde nos reunimos con unos amigos que nos descubrieron Grids, un restaurante que no conocía, a pesar, y quizás precisamente por estar ubicado en un marco incomparable, ya que comparte espacio, propiedad, e incluso web, con el Molí de L’Escala, por lo que se ha visto relegado a un segundo plano.

La primera impresión al entrar al restaurante, es tan extraordinaria como bonito es su exterior, a la izquierda un cartel anunciando una original calçotada que en esta ocasión no hemos podido degustar, pero que no creo que tarde mucho en hacerlo.
Y a la derecha, un montón de txuletones preparados para hincarles el diente, hay que decir que mi sorpresa viene de que esto de los txuletones no es algo habitual por estos parajes.
Al fondo de la sala una bandeja con erizos de mar para tomar como aperitivo.

Mientras esperábamos a nuestros amigos tomamos unos erizos y unas aceitunas con una copa de vino y una cerveza.

Pasamos a la mesa, cuatro adultos y dos niños, dado que el menú de Calçotada se sirve para mesa completa, nos decantamos por la carta.

Total 220,80€ para 4 adultos y dos niños.

Como podéis ver, un restaurante ubicado en un marco incomparable, con una oferta tan apetecible como novedosa en nuestra zona, y a un precio ajustado, únicamente una sombra revoloteó a nuestro alrededor durante toda la comida, el servicio.

Personal totalmente despistado y cadencia de platos desastrosa, únicamente el conocimiento de que era personal subcontratado por estar el personal fijo de vacaciones, (efectivamente “El Molí de l’Escala” está cerrado por vacaciones, y Grids por lo visto abre solo los fines de semana), me tranquilizó un poco.