Dando todo el crédito que merece Dani en la predecesora valoración, entiendo muy poco, osea nada, la diferencia que establecen con el menú. No son conscientes algunos sitios de cuánto les puede perjudicar algo así. Si juegas, hazlo bien.

Un menú pobre y demasiado fácil que hace que posiblemente no vuelva para dar fé de todas esas tapas escritas pulcramente en la pared de forma ordenada que contribuyen al aire de tasca chic.

El local es pequeño y está bien rentabilizado. Al entrar, frente a la barra, hay un espacio Heineken de mesas altas pegadas a la pared que es donde me senté (sentaron).

Disponen de tres menús. Mi intención era uno de tapas por 15 €, pero tenía que ser para dos, por lo que acabé con el del día por 12 €, el cual, es cantado.

Entre todos los platos había que escoger dos, sin distinción entre primero y segundo, más el postre, bebida aparte.

Mi elección fue una ensalada de setas con parmesano. Un mezclum de los habituales con unas setas templadas de frasco de cristal que poco pegaban con las rodajas de tomate.

Después, atún sobre espinacas. Un par de rodajitas del grosor de las congeladas, donde el mayor sabor estaba en las espinacas. Lástima que sólo fuera una cama. Y lo lamentable era esa mancha de tomate Fruco o similar en la esquina del plato. Menos mal que lo caté antes de mojar el atún.

El postre fue lo mejor y el salvador de la hambruna. Tres dados de un buen puding servido con la omnipresente nata industrial que fue retirada, lógicamente.

En cuanto a vino por copas, se me ofrecieron dos en cuanto a blanco se refiere. Un verdejo de Rueda y el Chardonnay de Gandía por el que me decanté. Servido frío y en buena copa aunque no delante de mí.

La atención correcta sin más. Mejor casi la que empezaba que la veterana.

Los doce pavos es una barrera muy común hoy por hoy en los mediodías que pone distancias insalvables entre unos y otros.

Bonita tapería en pleno centro de Valencia. El local no es demasiado grande pero han resuelto muy bien la distribución de mesas, por lo que pese a las reducidas dimensiones, se ha conseguido que las mesas disfruten de cierta intimidad.
Carta basada en las tapas, con algunos cortes de carne y pescados. Nos dejamos aconsejar por el camarero, que en todo momento se mostró atento y dispuesto a atendernos.
Empezamos con una ensaladilla rusa muy buena, con calamar plancha perfecto de punto, presentación y sabor. Muy interesante la tapa de sobrasada marineta, alcachofas y gambas, una de las tapas que más me gustó por su originalidad y resultado final. Croquetas variadas caseras, también muy ricas (y es que donde esté una buen croqueta...) y un huevo trufado con unas cortadas de jamón que me encantó.
Pedimos también al centro un entrecot trinchado y finalizamos con un surtido de postres caseros bastante buenos.
Carta de vinos bastante interesante con buena representación de los vinos de la Comunidad, precios correctos y copas de calidad. El servicio también muy atento y buen conocedor de la carta.
Desconozco el precio porque no pagué yo, pero viendo los precios de carta, la situación del local y el buen producto con el que trabajan, me pareció una buena RCP.