Llevaba tiempo queriendo probar la paella del Restaurante Levante de Benissanó, y la verdad es que me ha defraudado profundamente tanto el arroz como el restaurante en general.
Por partes.
A nuestra llegada nos sorprende la fachada del local, más propia de un restaurante chino que de un sitio de arroces, pero eso no es más que una anécdota.
El local no tiene ningún encanto, a medio camino entre salón de banquetes y restaurante de polígono industrial. Eso sí, muchas fotos de famoseo gastronómico en las paredes.
Para comenzar pedimos unas croquetas variadas (corrientes), una ración de puntilla con habitas y ajos tiernos (mediocre) y un ajoarriero (insípido). Después de esto, ya he empezado a sospechar que había metido la pata acudiendo a este lugar. Y no me he equivocado.
Leyendo las opiniones en Verema, se dice de la paella valenciana de este local que es 'la mejor de Valencia', 'gran paella', 'punto perfecto del arroz', 'gran materia prima'... en fin. Para empezar, te sacan un plato de paella, no una paella. Es decir, que en su cocina supongo que harán una paella a lo bestia que luego reparten a lo largo del turno de comidas.
Cualquiera que haya probado una paella gigante de Galbis sabrá que un arroz hecho para mil no sabe ni parecido a uno que se haga para cinco. Pues esa ha sido la primera sorpresa.
Después de una cuantas cucharadas percibo lo que ya se ve en el plato: arroz desgachado y completamente pasado de cocción, verduras sin sabor (aunque no dudo de que las cultiven en su huerto) y carne más que normalita... en definitiva: una castaña. Íbamos cuatro personas y todos hemos coincidido. Nos hemos dejado medio plato cada uno.
Se nos ha quedado cara de tontos, pues íbamos desde Valencia esperando encontrar algo parecido a lo que algunos foreros comentan y nos han servido un arroz digno de cualquier menú del día en un restaurante de segunda.
No voy a dar nombres, pero conozco decenas de restaurantes (en El Saler, Cullera, Pinedo...) donde elaboran una paella valenciana que harían sonrojar a la que hemos tomado.
Y luego está el tema de los vinos. Los que hemos ido somos todos muy aficionados. Pero viendo que el servicio de vino es nulo, que las copas son de restaurante chino y que muchas referencias de la carta (extensa, eso sí) tienen precios demasiado elevados, hemos comido con cerveza.
Los postres, normales. Aprobado justito.
El servicio. Local al 50% un sábado a mediodía. Tres personas atendiendo la sala. Servicio muy lento. 45 minutos desde que hemos pedido la cuenta hasta que hemos salido por la puerta. Detalles feos: habíamos acabado todos nuestra cerveza cuando ha llegado la paella (cuatro vasos vacíos sobre la mesa), y nos han dejado los platos sin preguntar si queríamos otra, sin ofrecer la carta de vinos... Y al irnos no nos han dicho ni adiós. Supongo que irían liados, pero esas cosas hay que cuidarlas.
En fin, no hace falta decir que no volveré. Para tomar una paella del montón me la como en el bar de abajo o la compro en un local de comida para llevar. De verdad que alucino con algunos comentarios sobre el arroz de este sitio.
De este restaurante se dice que es el preferido del Rey para tomar paella. No me extrañaría, ya que nuestro monarca tiene un cuestionable gusto culinario, léase su afición a Casa Lucio, en Madrid.