Conseguimos una reserva después de varios años intentándolo. Primero la

Conseguimos una reserva después de varios años intentándolo. Primero la tradicional visita a la cocina del Bulli, más grande que el comedor, donde nos saluda un Ferrán de pocas palabras que parece tener mil cosas en la cabeza. Hay que saber a lo que se va al Bulli: sorpresa, espectáculo y vanguardia, es otro mundo. Al final de la velada hubieron diversas opiniones entre nosotros: unos comentaban que no habían "comido" nada y otros que era la mejor cena de su vida.
Primero los snacks, de los que destacaría las famosas "Aceitunas Verdes Sféricas-I", seguimos con unos entrantes "Papel de flores" o "Nata-Lyo" fueron algunos de los mejores. Luego los platos, algunos brillantes como la "Sopa de Tomate con Jamón Virtual" y otros más “especiales” como el "Jugo De Liebre Con Gelé-Cru Manzana Al Casis", donde no acabo de concebir acabar un menú degustación con un plato de carne donde no había carne, un plato que en otro restaurante podría parecer una tomadura de pelo. Después llegaron los postres, me quedo con el espectacular "Paisaje de otoño”. Acabamos con los petits acompañando los cafés. Un total de 32 platos y casi 5 horas de cena acompañados de Gran Claustro 2004, Enate 234 2006, Geol 2004 y Malvasia de Sitges. Una carta de vinos con extensísima selección de caldos con ninguna referencia por debajo de los 20€.
El servicio en el Bulli es simplemente perfecto con un ritmo adecuado entre plato y plato. Además atendie

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