En la primera semana de Abril nos alojamos un par de días en este hotel rural ubicado en el pequeño pueblo de Arsèguel que se sitúa en lo alto de una colina con vistas a la sierra del Cadí y al que se accede por una serpenteante carretera de un par de kilómetros, que sale desde la carretera que une La Seu d'Urgell y Puigcerdà, el plena Cerdanya.

El hotel está regentado por Xavi Hernández y su familia, que llevan a cabo las tareas íntegras de este establecimiento de 6 habitaciones. Ya que estuvimos alojados 2 días y tuvimos la ocasión de comer y cenar dos veces en su restaurante, haré un comentario unificado de las bondades de su cocina. Antes que nada, y haciendo alusión al título, decir que Xavi es un joven cocinero y hostelero por debajo de la treintena, que hace sólo un par de años que abrió este establecimiento pero que lleva ya a sus espaldas un nutrido currículum como "stagier" en diversos restaurantes y hoteles (El Bulli, Galaxó en el Hotel Casa Fuster, entre otros) así como participante en diversos certámenes de cocina. Dada su juventud y lo nuevo del hotel hay aspectos mejorables, pero como reza el título, encontré su cocina a un muy buen nivel, con selección de productos Km. 0, con preparaciones más que correctas, sabrosa, contundente y con profundo respeto por las raices y la cocina tradicional.

El comedor del restaurante es pequeño, con tan solo 6 mesas con una buena separación, bien vestidas con manteles de hilo, vajillas, cubertería y copas Schott. Unos ventanales ofrecen unas impresionantes vistas al valle que se extiende a los pies de Arsèguel. El propio Xavi Hernández toma las comandas y sirve la mayoría de los platos, su trato es super correcto, familiar, cercano, amable y denota la experiencia en sala adquirida en sus diversos "stages".

Ofrece un menú compuesto de aperitivos, 2 platos (a escoger entre 6-7 primeros y otros tantos segundos) y postre por 22€, bebidas, café y extras a parte, con una RCP que me pareció muy buena. Comentar que los aperitivos tienen, en algunos casos, la proporción y contundencia casi de un primer plato; algunos de los que pudimos degustar fueron calçots con romescu, patatas enmascaradas con morcilla, rollitos caseros de pasta wonton con verduritas o fideuà con allioli (como aperitivo!!). Entre los primeros platos, destacaría con nota sobresaliente los canelones de pintada con trufa (supremos!) y la coca con verduritas y queso. Entre los segundos platos un fantástico pollo de corral al cava, unos calamares rellenos o un civet de ternera con setas (también lo preparan de jabalí) de esos para mojar pan si compasión. Especial mención también para los postres como la crema de vainilla con frutos rojos o las trufas caseras. Tanto la preparación de los ingredientes, las diferentes cocciones así como la presentación a un muy buen nivel.

Quizás el tema del vino es uno de los aspectos a mejorar, pero estoy bastante seguro que con el tiempo lo pondran al nivel que tiene la cocina. La carta de vinos es muy corta, apenas 8 referencias de vino tinto, otras tantas de blancos y algun cava y champagne. La mayoría de referencias son vinos de al tierra. Tuvimos ocasión de beber un Brú de Verdú 2011 (un vino que en los últimos años está dando buenas botellas), un Baldomà Selecció 2011 que no me acabó de convencer y una botella de Cristiari D'Alòs 2012, que no conocía y también me gustó, todos ellos de la D.O Costers del Segre; De Penedés, tomamos un Cain Feixes Jove Selecció 2010, muy correcto también. Los precios de los vinos muy comedidos (Apenas X1,5), servidos a buena temperatura, en las copas antes mencionadas pero con un servicio apenas consistente en abrir la botella sin siquiera dar a catar, algo que, junto a la amplitud de la oferta sin duda tiene que revisarse para poder disfrutar mejor de la expericencia del vino.

Los Cafés, con sus correspondientes petit fours y gintònics en la pequeña terracita a la entrada del hotel cerraron cada uno de los ágapes en los dos días de estancia. Como comentario aparte, añadir para los que disfruten de una estancia en el hotel que los desayunos de buffette que prepara Xavi son también espectaculares, con embutidos, quesos y toda clase de bollería y dulces.

En resumen, un muy buen lugar para comer del que sales realmente satisfecho, a un precio muy correcto (Unos 30-35€ por persona, incluyendo bebidas) en un ambiente tranquilo y con preciosas vistas, con algunas pequeñas carencias y detalles que creo que se puliran con el tiempo viendo el entusiasmo, las ganas y el buen hacer de este hostelero.
Yo, desde luego, pienso repetir sin duda.

Un restaurante que se encuentra en el pequeño pueblo de Arsèguel, a unos 2 km de la ctra.principal. Íbamos yo y mi pareja, después de pasar el día en Andorra y encontramos de casualidad éste restaurante, espectacular el sitio y la ubicación del hotel; Unas vistas inmejorables mientras comíamos en el restaurante y el servicio y calidad de la comida no se podía pedir más!!!. El menú que nos ofreció el joven gerente y cocinero (Xavi)era el menú gastronómico de 20 euros, con una relación calidad precio de lo más!!!. Aperitivos, entrantes, plato principal, postres, pan y agua (platos bien presentados y abundantes). Un auténtico festival y surtido de platos de cocina catalana, con los mejores productos de la zona(xavi nos los explicaba detalladamente su procedencia dada nuestra ignorancia jeje!!!). Además todos los platos estaban cocinados con mucho cariño y con su toque personal; Igual que la pastelería y postres, todos hechos por ellos !!!.
Espero volver muy pronto y recomiendo de todo corazón éste enclave "gastronómico", una maravilla de lugar y de servicio profesional que en pocos lugares se encuentra hoy en día.

Un saludo de Mª Teresa y Alberto.