Cocina de altísimo nivel en Budapest

Considerado quizás como la mejor propuesta gastronómica de Hungría, no en vano es uno de los dos restaurantes que poseen estrella Michelin en este país, el restaurante Costes practica una cocina moderna y creativa y con algunas alusiones a la cocina típica húngara.
El local, dirigido por un chef portugués, está en el centro de Budapest y está decorado con gusto aunque algunos cuadros desentonan en el conjunto. Tiene una barra cerca del comedor por lo que a veces pueden llegar a molestar los ruidos producidos en este. Las mesas muy bien vestidas y distancia entre estas quizás un poco justa.
El restaurante lleno hasta los topes (incluso con lista de espera) y con mayoría de clientela no húngara.
Optamos por el menú innovación formado por aperitivos y 5 pases, (3 salados y 2 dulces) al precio de 70 euros más impuestos. Un precio similar a muchos restaurantes españoles de alto nivel pero caro e inasumible para la mayoría de la población húngara.
Empezamos con un refrescante y original coctel presentado en diferentes niveles. En la parte inferior un granizado de piña y Martini y en la parte superior una espuma de limón y unos liofilizados.
A continuación nos ofrecieron una selección de 6 tipos de panes acompañados con una excelente mantequilla salada.
Seguimos con dos tandas de 2 aperitivos, consistentes en unos Macarons salados de trufa, una espuma de chorizo, un merengue con sabor a marisco y caviar y un pastelito salado que no recuerdo muy bien su composición.
El primer plato del menú fueron unas Vieiras a la plancha, acompañadas con unas alcachofas Jerusalén, ajo negro y panceta de cerdo ibérico
Seguimos con un Ravioli relleno de yema de huevo al que se le añadía una sopa caliente de patata al horno y trufa rallada.
De plato principal, cordero cocinado lentamente con varios tipo de acompañamientos (conté 7 u 8): calabacín en diferentes texturas, y varios tipos de cremosos: queso de cabra, aceitunas Taggiasca, tomillo limón, etc. El plato se acababa con un jugo reducido de cordero.
El primer postre constaba de 4 elaboraciones: Mouse de coco, yogur de lima, fruta de la pasión cuajada y sorbete de mango , dispuestos de forma armónica en el plato y que conjuntaban perfectamente. El segundo era una versión del clásico postre "Poire belle helene" o "Pera bella Elena". En este caso consistía en una esfera de chocolate hueca que al fundirse con una sopa de chocolate caliente que se servía aparte, dejaban ver en su interior trozos de pera y su helado.
Acabamos con una amplia y sorprendente selección de petit fours para acompañar los cafés (macarons, marshmellows, algún dulce típico húngaro en miniatura…), además de una pequeña cajita de dulces para llevar.
En definitiva un menú muy equilibrado con unas presentaciones muy cuidadas, temperaturas perfectas y muchos elementos en el plato pero elegidos y combinados con acierto y criterio. Todo en su justa proporción.
Respecto al tema del vino. Amplia carta con numerosas referencias, con atención especial a los vinos húngaros, pero también de referencias sobre todo de Italia, Francia, Alemania, Portugal, Australia, USA, Chile y España. Excelente copas y servicio pero precios elevadísimos 3x o 4x al menos en los vinos españoles, por ejemplo, el Muga tinto reserva, 69€.
Optamos por un Sauvignon blanco húngaro Káli Kövekde la D.O BALATONFELVIDÉK, una región vinícola cerca del lago Balatón y una copa de Tokaji Aszú 6 puttonyos ( a 15 eurazos!)para los postres.
Acabamos con una infusión servida con un curioso tarrito de miel.
El servicio de sala perfecto, reponiendo el agua, el vino, los panes y hasta la mantequilla en todo momento y explicando cada plato (en inglés o húngaro) con detalle.
En definitiva, sorprendente restaurante, con un nivel gastronómico altísimo (superior al de algunos restaurantes estrellados de España) en un país no se caracteriza precisamente por su propuesta gastronómica (limitados a unos cuantos platos típicos) y del que me he llevado una muy grata impresión.
El precio es sin vinos