De viaje de negocios por Sevilla, he ido a comer con unos amigos por recomendación suya. Resulta que es otro negocio de los propietarios de la excelente trattoria Pane E Vino, de la calle San Jacinto. El resultado no nos ha defraudado en absoluto.

Advirtiendo desde el principio de la calidad de los productos, todos ellos traídos expresamente de Italia con denominación de origen, nos encontramos con una carta extensísima en la que hay de todo, antipasti, carne, pescado y las correspondientes pizzas. No hemos comido mucho porque teníamos algo de prisa, pero el resultado ha sido excelente. Unas sabrosísimas aceitunas negras aliñadas con naranja para abrir boca junto con una cervecita, y después agua durante toda la comida, que la italiana hincha. Para compartir, una ensalada con mozzarella, huevo y atún que se nos ha quedado un poquito corta. Después, unos tortellini rellenos de carne correctos, un risotto alla milanese BUE NÍ SI MO, con un arroz en su punto y un maravilloso sabor a setas, una pizza de jamón y rúcula quizá algo escaso de jamón pero con una masa realmente tierna y una pasta fresca rellena de queso de oveja curado y peras con crema de cuatro quesos sublime, con un contraste entre la dulzura del relleno y la acidez de los quesos que nos ha dado envidia a los que no la hemos pedido.

Para terminar, un tiramisú con el bizcocho jugoso, cremoso pero para nada empalagoso (en una ración generosa) y una pana cota maravillosa en textura y sabor, tal vez de las mejores que haya probado, con su salsa de cremas del bosque para contrastar.

Terminar diciendo que la ambientación es exquisita y el servicio muy, muy educado, amable y eficiente, todo un lujo y una de las cosas destacables del local. Por ellos y por la excelente comida (¡esa pana cota!) se ha convertido en ese sitio al que volver una y otra vez cuando vayamos a Sevilla.