Hacía tiempo que teníamos ganas de visitar este restaurante debido a los buenos comentarios que suscita en la ciudad, con lo cual, siendo domingo nos dirigimos a probarlo.
El local es tradicional, entrada con un par de mesas altas y una zona de barra para tomar algo. Una vez se entra al comedor se nota que el local ha sido reformado porque el mobiliario y la decoración son actuales aunque no modernos.
La mantelería es buena aunque las copas, sin ser malas, deberían estar un punto más arriba.
Pasando a lo importante, empezamos con el aperitivo de la casa, un pincho de pulpo en tempera sobre una especie de puré de patata con aroma de chorizo, muy bueno. De primero tomamos para compartir pastel de merluza con erizos y pimientos, bueno pero sin sorprender y cigalas a la plancha en su punto, muy ricas. De segundo tomamos arroz con bogavante, tremendamente abundante y con mucho bogavante, realmente bueno. En el apartado de postres tomamos tarta de queso casera con mermelada de arándanos.
Para "regar" todo eso tomamos un Fefiñanes 1583 de 2010 que estaba realmente bueno.
Se trata de un sitio con cocina tradicional pero todo en su punto y muy bueno. Un restaurante totalmente aconsejable.
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