Cocina marinera

La que ofrece este restaurante situado a pie de playa, emplazamiento muy bonito; además en otoño tiene el encanto de la tranquilidad, no me quiero imaginar como estará en agosto,...
El comedor es bonito y acogedor, en tonos azules y blancos y motivos del mar, pero estaba vacío, todos los clientes, en número respetable elegimos la opción de una terraza muy bien acristalada al otro lado de la calzada, tocando el paseo marítimo.
Tomamos una ensalada de tomate con atún y anchoas, normalita, buen pan con tomate.
El plato fuerte fue la paella marinera, la típica de sabor muy potente por un sofrito concentrado. A mí me gustó, a mi mujer le pareció muy fuerte, el arroz estupendo de punto y la ración muy abundante, aun repitiendo no la pudimos acabar..
No tomamos postre.
La carta de vinos es corta, un punto positivo es que tiene botellas de 1/2,como había que conducir es la opción que elegimos. Las copas muy corrientes de vidrio grueso. Y contrasta con el resto del menaje que es de buena calidad.
Atención muy profesional, además y lo digo como elogio, había un nutrido grupo de profesionales al cargo, la que parecía la propietaria, la maitre y 2 camareros más, lo que redunda en que el cliente se encuentra cómodo y bien servido.
Me gustó,lástima no cuiden más las copas.
Lo encontré un poco caro, pagas su privilegiada situación y el buen servicio.