Comida en la terraza acristalada de este restaurante sexitano ubicado en plena playa de San Cristóbal. Separación entre mesas escasa. Cuatro comensales. Dos de ellos tomaron el menú del día (11.9 euros por persona, no contabilizado en el precio por persona que indico). Los otros dos comensales empezamos compartiendo un plato de unas estupendas y cremosas berenjenas fritas acompañadas de miel de caña y una original ensalada a base de aguacate, mango, naranja y bacalao. A continuación, una excelente parrillada de pescado y marisco para los dos (carabineros, cigalas, langostinos, almejas, mejillones, dorada, lenguado, mero y salmón). No hubo espacio para postres. Un buen Calvente Guindalera 2013 (18 euros, ver comentario) servido a la temperatura correcta fue el acompañamiento perfecto. Carta de vinos clásicos y de la zona. Cristalería y mantelería, buenas; cubertería y vajilla, correctas. El servicio fue intermitente, algo agobiante al principio (casi no nos dejaron terminar los entrantes con tranquilidad) y desaparecido a la hora de pedir la cuenta.
por 10 euros, no creo que se pueda comer en Almuñécar ni en muchos sitios. El restaurante no es muy grande, pero es muy luminoso y tiene una terraza acristalada preciosa (eso sí, sentarse ahí es como estar en un escaparate).
Decoración sobria, minimalista, moderna, y con gusto. Mesas bien organizadas, servicio muy atento, local con algo de eco ruidoso.
Me parece un lugar magnífico para comer por ese precio. La crema de puerros muy sabrosa, el aguacate en su punto (aunque en lugar de surimi se habría agradecido alguna gamba). El bacalao a la vizcaína muy bien desalado, y el pulpo a la americana bien gustoso. La torrija de postre, también muy buena, y la lasaña de la niña una delicia.
En resumen, una alternativa muy bien de precio para salir muy contento, el menú incluye cuatro primeros y cuatro segundos entre los que elegir. Absolutamente recomendable. El Rueda y el crianza de Ribera del Duero, muy ricos a 2 euros la copa, bien servidos de temperatura en buenas copas.