De camino a Madrid y decidimos parar en Arévalo para cenar y hacer un alto en el camino.
Decidimos cenar en este restaurante y nos llevamos una decepción enorme.
Lo primero que nos colocan en el salón de té para cenar, según la camarera el comedor habían tenido un evento y no lo tenían preparado.El comedor lo vimos simplemente cerrado.
Escogemos para compartir una ensalada de pimientos asados con ventresca y anchoas, 17.90€ la ensalada.Los pimientos brillaban por su ausencia y lo único que tenía era lechuga y 4 tiras finísimas de pimientos que encima para mi estaban en mal estado porque me sabían ácido.
Y después pedimos un chuletón para compartir, un entrecot normal porque de chuletón tenía poco. Mal hecho y con un líquido por debajo que daba una mala presentación, a parte de que no estaba tierno.
El servicio penoso, primero nos sirve la mesa sin poner el pan, oigo en la cocina que dice la camarera que saque del congelador el pan para 2 y así estaba descongelado blandurrio y asqueroso.
Luego el servicio del vino de risa, por que si una copa de Toro. Y a la mesa del lado también el mismo Toro y la "profesional" de la camarera le dice a la mesa del lado que piden Ribera que está muy bueno porque es distinto, una explicación obvia y significa que no tiene ni idea.
Terminamos la cena con unos cafés. Y sin ganas de volver.