Pequeña joya en Haarlemmerstraat

En una ciudad tan alocada como Amsterdam, y recorriendo las calles turísticas, encontrarse un local con tanto respeto a la gastronomía es lo que menos te esperas.

Tienen junto al restaurante una espectacular vinoteca, que nutre la cuidada carta del restaurante. En la web podéis encontrar las cartas actualizadas.

El local es estrecho, y con una zona de barra con mesas altas y una parte interior con más espacio entre mesas. Nosotros al reservar tanta tarde nos asignaron una de las mesas altas. Es espectacular cenar desde esa zona, porque observas la cocina, que es totalmente abierta al restaurante y a la calle, y se pueden observar como salen todas las elaboraciones. En la cocina sólo los dos chefs a un ritmo frenético pero al mismo tiempo calculando cada movimiento.

Nos decantamos por el menú que habían organizado para la noche, que constaba de un entrante, principal y postre, los 3 individuales por persona.

Comenzamos con unas cervezas y una copa de vino blanco francés espectacular en la barra, con unas aceitunas caseras.

Ya en la mesa, elegimos como entrantes "timbal de jamón y verduras" y un "plato de cuchara con pescado y marisco".

Como principal pudimos probar una generosa pieza de carne roja al punto perfecto, acompañada de una salsa y una base de patata.

Como postres, habían preparado un helado casero de vainilla con un falso melocotón en almíbar, espectacular postre. Y para finalizar una tabla con distintos quesos franceses y frutos secos.

El precio es sin vino, tomamos un italiano tinto, que no nos terminó, una pena con la bodega que tenían; era un pena no poder intercambiar más con el metre, pero el idioma lo dificulta. Con las otras mesas, se tiraba todo el tiempo del mundo explicando. Las copas muy correctas.

Le pongo un 10 a la RCP porque vista la calidad del producto, la calidad de las elaboraciones y estando en la zona que está, es imposible de superar dicha nota. EL precio del menú son 29 EUR por persona.