Volví a este restaurante antes de volver a casa, pues es el único que me ha dejado un grato recuerdo después de dos semanas en San Petersburgo.

En esta ocasión, el restaurante estaba prácticamente lleno, lo que hizo que el servicio fuera bastante más lento que la vez anterior (un domingo noche). Sin embargo, hubo música de piano en vivo.

El servicio del pan sigue siendo de primera. Lo digo porque en esta ocasión la oferta de panecillos era completamente diferente que en la primera visita. Elegí un pan italiano tipo "focaccia" riquísimo (pan blando con aceite y romero por encima).

Cena para uno solo:

- Arenque "bajo un abrigo de piel": Se presentó como una versión más moderna de un plato típico ruso. En el fondo de una vaso ancho, el lomo de un aranque troceado. Sobre el pescado, una capa de espuma de patata y arenque, luego una capa de espuma de remolacha y, finalmente, otra capa de espuma de patata y arenque. Encima, unos chips de remolacha. Resultado: Una esquisitez por el contraste de sabores y por la delicada textura de las espumas. Un aplauso.

Lo acompañé con una copa de Pinot Grigio del Veneto, Bertani 2011.

- Un sorbete de frambuesa para limpiar la boca antes del plato principal.

- Chateaubriand de Angus de Escocia: Un aplauso se hubiera merecido el animal que ha "donado" el centro de su solomillo a la alta gastronomía. Me presentaron una pieza bastante muy gruesa y al punto que pedí. Maravillosa carne, tierna y suave. Se acompañó de unas patatitas y cebollitas asadas.

Lo tomé con una copa de Nero D'Avola de Sicilia "Y" 2009.

- Mascarpone con mango: Muy cremoso, lógicamente, el queso. Perfecto su ensamblaje con un fondo de mango. También me presentaron, aparte, un sorbete de lima con frambuesas. Muy bueno también.

Del servicio del vino, ya hice un comentario en la ficha anterior.

Precio total: 90€ (inc. tasas, servicio, las dos copas de vino y botellita de agua de 25cl a 5€).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y sin bebidas.

Nota 2: Quizás sea el único restaurante que recomiende de San Petersburgo sin duda alguna.

Uno de los restaurantes más viejos y aristócratas de san Peteresburgo. Fundado allá por 1874 sin que haya cambiado ni su nombre ni ubicación. Distribuido en varios salones con diferentes ambientes. La mía, con decoración muy clásica (lámpara de araña y tapices) e iluminación muy tenue, dando un ambiente muy íntimo. Mesas perfectamente vestidas y bien separadas.

Servicio por parte de jóvenes muy preparados (todos hablaban perfecto inglés). Muy atentos y describiendo con amabilidad y sin prisas los diferentes platos servidos.

Servicio de pan muy variado y con tres mantequillas diferentes.

De aperitivo de la casa, un canapé una mousse de jamón de Parma muy rico.

Cena para una persona:

- Shchi: Sopa tradicional rusa elaborada con caldo de ternera y cuyo ingrediente pricipal es la col, acompañada de zanahoria, patata y cebolla todo muy bien picado. En este restaurante se le añaden trocitos de bacon ahumado y algunas setas, y se termina horneada al horno, de forma que se presenta con una cubierta con forma de cúpula de hojaldre muy delicada sobre la sopa. El maitre corta la masa hohaldrada al ras de la sopera dejándola sobre un plato y sirve la sopa sobre el plato. Se recomienda añadir un poco de crema de ajo y tomar, como fue mi caso, un chupito de vodka al principio.

Antes de traer el segundo, me ofrecieron un sorbete de mango.

- Beef Stroganoff: Clásico de la cocina rusa. Filete cortado en daditos y mezclado con setas (campiñones), cebolla y nata agria. Se presentó sobre una cama de puré de patata muy cremoso. Sencillamente riquísimo.

- Chocolate Mille-Feullies: Un postre con dos tipos de chocolate (láminas el blanco y cremoso el negro) sobre una base de queso muy suave. Se le acompañó de una reducción de cerezas caliente. Muy rico pero para golosos.

El servicio del vino espectacular. Carta bastante generosa llena de vinos internacionales, especialmente franceses e italianos, aunque no faltaban de todos los puntos del mundo. De España, como anécdota, Palacio de Bornos Verdejo 2010 a 60€ y ocho tintos (Vega Sicilia y Cirsión entre otros). No tomé, pero observé, un trato estupendo del vino por parte del sumiller en otras mesas. Lástima de precios para llegar a la excelencia.

Precio total: 53€ (inc. tasas, servicio, botellita de agua y un chupito más de vodka que pedí para la sopa y que me cobraron a 6€).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y sin bebidas.