De vuelta de Portugal, camino de Salamanca, parada obligada en Ciudad Rodrigo.

La Plaza Mayor de esta ciudad es una de mis preferidas y dentro de ella hay varios locales de hostelería.
Para mí el más peculiar es El sanatorio, el cual he visitado una cuantas veces siempre picando algo y en esta ocasión acabamos comiendo.

Es un bar de los de toda la vida, con lo especial de que sus paredes están revestidas por numerosas fotos de los carnavales y encierros con el toro de la ciudad, con imágenes no solo muy antiguas algunas, sino a cada cual más espectaculares y curiosas.

Primero hemos tomado unas empanadillas grandes de carne picada con unas cervezas: dijo alguien: las mejores empandillas en plan casero que recuerdo.

Tras un pequeño paseo por la plaza y otro local, vuelta a comer.

El comedor se sitúa al fondo de la barra, tras subir unas escaleras, disponiendo de unas pocas mesas a un lado y otro del pasillo, con manteles de papel, vajilla que valió y copas al igual.

Hemos tomado todo a compartir:

Una fuente de surtidos de ibéricos (16.50) generosa ración con buen nivel del producto.

Una de morros de ternera rebozados: la presentación no es al uso o al menos lo que esperábamos, eran rebozados con el tamaño de cada trozo como de una albóndiga grande, poniendo la cantidad en función del numero solicitado: otro bocado para recordar.

Una de callos con chorizo: en una cazuelita de de barro, aquí hubo diversidad de opiniones, a los que le gustan los callos sin gelatina, les encanto y a los del otro bando, como a mí, no tanto, pero sin disgustar.

Tres de farinato con huevos y patatas fritas: plato típico de la zona y como comprenderéis nos gusto a todos, no solo porque con esa materia prima es difícil que están malos, sino porque cuidaron bien los puntos y la presentación.

Ensalada mixta, que es lo que es y como tal resulto.

Nos asalto la duda de si aguantaríamos mas comida y ante la vista de algún plato carne que había en meses vecinas, solicitamos un chuletón trocado(carne joven), poco hecho, con patatas fritas y pimientos y como era de esperar estaba a al nivel deseado y aguantamos la cantidad perfectamente(es más, cenamos como si nada).

De beber aparte del agua, tomamos vinos de la tierra como Tiriñuelo 2011 y dos de Gran Tiriñuelo 2009. Servicio del vino, lo esperado es estos lugares, pero con buena voluntad.

Cafés en la terraza del local en la plaza (también se puede comer en la misma) pero al entrar caían cuatro gotas.

La cuanta al final fue de 100 euros, por tanto a 16.5 euros por comensal, con todo lo comentado, sin las empanadillas y cervezas de la primera visita.

Comentario:

Ciudad Rodrigo es una ciudad en la que he acudido por motivos profesionales unos 6 fines de semana en los últimos 25 años, siempre me ha encantado su arquitectura y sus locales de tapas y comidas.

Recordaba y con agrado, de mi última vista, hace unos 6 años, la comida con embutidos y productos típicos en un local vecino Al Sanatorio, pues allá que nos dirigimos tras las empanadillas de antes de la comida, al solicitar al responsable del lugar(Jamoneria Castilla) un vino de Salamanca, nos sale con la frase “en Salamanca no hay vinos” recordándole que conocemos la Cooperativa San Estaban y los vinos de Ribera de Pelazas con su Abadengo etc., nos miro con supuesto desprecio, ante lo cual y ante supina ignorancia en nuestro criterio, no salimos del local y volvimos Al sanatorio , donde si conocían los vinos de Salamanca y es más, de ellos tomamos en la comida.

Siguiendo con la costumbre de la vecina Portugal, la televisión acompaño la comida, en este caso con la Formula I, con el volumen bastante bajo.