Local que en su planta inferior, a la que se accede directamente desde la calle, dispone de unos mesas distribuidas de tal forma, que acojan dos o cuatro comensales y en la planta superior sala de mediano tamaño, con decoración especial y con techos muy altos.
Nos acomodamos seis comensales en una mesa amplia, redonda, junto unos altos ventanales que dan a la calle.
Camarero amable, entendiendo perfectamente el castellano y hablándolo de forma aceptable, nos ofreció en un principio con un aperitivo, tomando Graham´s blanco seco, cinco de los comensales con tónica y el sexto en copa. La verdad es que comenzamos estupendamente.
Tras los clásicos aperitivos por iniciativa propia de la casa, pasamos a compartir:
Dos ensaladas de salmón, con un buen nivel del salmón marinado y el resto sin desmerecer, pero sin ninguna sorpresa.
De platos tomamos:
Carpaccio de bacalao: que no levantó ningún comentario excesivo, en ninguno de los sentidos por quien lo comió.
Bacalao a la brasa con presunto de Parma (3): ración generosa, sirviéndose el bacalao sobre una cama gruesa de espinacas, con el bacalao encima y recubierto por el jamón. Buena presentación, estando el bacalao jugoso en la zona interior pero pasado de puntos de brasa en sus bordes, llegando a estar incluso con concierto amargor la zona exterior.
Unas vieras con gnocchis: posiblemente el título del plato, hubiese sido más afortunados hubiésemos dicho lo segundo con lo primero, que por lo que pude apreciar no generó ningún entusiasmo.
Lomo de cerdo, que no recuerdo bien el título ni la zona de procedencia del animal, tampoco recuerdo que tipo de salsa la acompañaba, pero estaba excelente.
De postres:
Tres helados de mandarina, de nuevo con magnífica presentación y buen nivel de sabor y cremosidad, sin cristales, en este caso.
Dos carpaccio de fruta, con kiwi, manzana, mango y piña, fue donde la presentación alcanzó la máxima cuota, con muchas alabanzas de quien los solicito.
El servicio del vino a gran nivel, con buenas temperaturas de servicio, buenas copas y cambio de las mismas. En este caso no decidimos por una de Dócil Niepoort 2010 (16,80 €) y dos de Dialogo tinto (14,90 €).
Lo reseñado, más agua ascendió a un total de 255 €, por tanto a 42.5 euros por comensal.
Precios a destacar: los platos principales entre 18 € el bacalao y el lomo y 19,70 € las vieras.
Comentario:
Restaurante en el que decidimos cenar, ni por guías ni por el boca oreja, simplemente tras abandonar la famosa cafetería Majestic , lo cual visitamos tomando unos cervezas, con la idea de intentar reservar en el restaurante que por lo visto está de moda en estos momentos en Oporto (Shis), pasamos por delante de este local que esta a pocos metros y ante la estupenda colección de vinos que muestra en su fachada y vitrinas, donde predominan los vinos de Niepoort, entramos en el mismo y tras preguntar al primer camarero si el local dependía de la bodega, ante la negativa y al tener sin obligación, tan buen gusto para los vinos, evidentemente su cocina y servicio no estarían por debajo.
El local resulta agradable, con la penalización de tener que subir una escalera de un solo tiro de bastante longitud para llegar al comedor principal y recorrer la misma añadiendo otro piso para los baños, el servicio muy atento y con gran profesionalidad, los comensales vecinos eran de los de no armar bulla, curiosamente dos niños entre 4-7 años una mesa vecina, estuvieron de lo más educado y discreto. La cocina tuvo sus luces y sombras.
Como aspecto negativo fue de la tardanza de llegar los platos principales sin ninguna explicación por parte del servicio, apreciándose en esos momentos una parada general en todo el comedor en cuanto aportar platos a las mesas. Temperatura alta a media cena obligándonos a solicitar el aumento de potencia del sistema de refrigeración.
En conjunto salimos satisfechos, con bastante buen equilibrio entre local, servicio y cocina, con esos puntos en el debe, pero es un local para tener en la agenda y recomendar si se visita Oporto.
