En el pueblo de Rascafría, a escasos metros del Monasterio del Paular que merece una visita, se encuentra este restaurante casero.
Trato excepcional y rápido.

De entrantes degustamos cecina con micuit de foie y crema de membrillo (buen contraste de sabores salados y dulces).
De plato principal un entrecot de ternera, con una pieza de tres dedos de grosor, y de calidad, acompañada de patatas caseras y pimientos del piquillo.
De postre, helado para digerir el pedazo de carne excelente.
Vino D.O. Madrid y cervezas.

Situado en el Valle del Lozoya, en el pueblo de Rascafría, se ubica este pequeño tesoro de restaurante que solo por sus croquetas merece una visita. Lugar sin pretensiones donde la cocina raya a una altura considerable. La comanda consistió en:
Ración de croquetas, media de jamon y media de boletus con queso picón, excelentes solo comparables dentro de Madrid capital a Casa Julio o El Quinto Vino. Mi hija que es celiaca, y no las puede probar, le parecieron maravillosas. Siguiendo con la comida un pastel de puerros logrado, una ensalada con gulas bastante aceptable, para los niños existen menus para ellos. Mi hija como ya he comentado es celiaca, se portaron fenomenal con ella, le hicieron unas patatas fritas en aceite limpio y un filete que comento que estaba excelente, todo esto regado con cerveza. Carta de vinos corta, deberían apostar un poco más por extender la bodega para ponerla a la altura de la comida. Servicio rápido y muy amable.