Nueva localización.

Situado actualmente en Sagasta 37, merece una visita por la calidad del pescado que se ofrece y la precisión y acierto en su asado,. Lo demás entra en el terreno de la absoluta subjetividad.. quizás y  para algunos en una dimensión surrealista. Servicio único, personalizado, familiar y peculiar. No hay carta, te lo dicen y cómo te lo dicen¡¡¡. A nosotros nos trataron bien , tuvieron un buen detalle y nos reímos, salimos contentos, pero a otros comensales un trato tan directo y locuaz puede resultar incómodo. El local muestra unos contrastes que pueden generar desasosiego y si lo que se busca es recrear un ambiente vasco, algo habrá que cambiar. Los pescados reclaman una carta de vinos o una oferta de los mismos más digna y completa y también algo de conocimiento. Los entrantes , están bien , ricos( chipirones en su tinta con huevo, macerado de gambas..)-. Los postres no me gustaron , demasiado dulces e intensos, concentrados???. en cualquier caso , estuvimos a gusto ( eh Pasky??), nos trataron bien, y disfrutamos de un gran besugo.

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