Es un lugar acogedor y tranquilo donde degustar interesantes recetas de la cocina tradicional catalana con una muy buena presentacion. Tiene unos hermosos jardines para disfrutar de ellos en epoca veraniega. En cuanto al vino las referencias son suficientes y la cristaleria nos sirvieron un blanco Waltraud en Spiguelau y el Roda II posterior en Riedel (modelo restaurant). Entorno agradable. Quizas encontre a faltar un poco mas de implicacion entre el responsable de sala y el cliente. El trato es muy correcto un poquitin frio. Precio para 4 personas con Waltraud y Roda II 65€ por cabeza, me parecio muy correcto. El Roda II estaba sobre 32€.