Sábado 28 de Mayo, día 100% primaveral en la capital del Turia. Aparcamos a las 14:30 justo delante de la antigua fábrica de Bombas gens, que actualmente se identifica como un centro de arte y en el que se enclaustra la nueva propuesta gastronómica del estrellado Ricard Camarena. Se trata de un barrio obrero y ciertamente industrial en el que la intervención privada está dando lugar a la recuperación de edificios emblemáticos de la ciudad.
En la puerta de la remodelada fábrica nos espera uno de los camareros del restaurante, quien amablemente nos acompaña al bar para nuestra primera toma de contacto con la experiencia que nos ofrece Camarena. El local se divide en dos partes:
Por un lado el bar, un espacio amplio que respeta la antigua estructura de la fábrica, con altas paredes de ladrillo remachadas con madera y una gran librería en uno de sus extremos. Este espacio cuenta además con grandes ventanas que dan a la calle y que, con un cristal translucido, permiten entrar el sol valenciano y convertir la atmosfera en un lugar cálido e informal.
Por otra parte el salón (del que ya avanzo que es uno de los mejores espacios en los que he tenido el placer de comer), al que pasaremos después de degustar los primeros snacks. Un espacio grande, perfectamente iluminado y con entrada de luz natural lateral, acompañada de un gran ventanal al fondo que comunica con la terraza. Todo decorado con un estilo minimalista, que combina los blancos manteles con el marrón oscuro de la madera; un lugar que te invita a relajarte y dejarte llevar. Integrada en el salón se encuentra la cocina, a vista de tod@s des de la que Camarena dirige a su gran equipo (nosotros contamos 15-16 cociner@s).
Todo pinta de diez, vayamos con la comida entonces:
Sentados en el bar se nos ofrece algo para beber mientras escogemos entre las dos propuestas que se plantean: Un menú compuesto por 7 platos u otro de 10. Optamos por el primero, puesto que se nos había informado con anterioridad de la consistencia de cada plato. Posteriormente comprobaríamos que habíamos escogido bien.
Mientras nos hidratamos con los primeros tragos de dos cervezas bien frías (cómo se agradece su temperatura!) nos llega el primero de los snacks:
Junto a la infusión se nos deja la carta de vinos, que cuenta con muchísimas referencias, aunque preferimos dejarnos guiar por el maridaje propuesto para nuestro menú.
Con todo decidido, seguimos con el menú y se nos presentan los siguientes 4 aperitivos, todos ellos se comen de un bocado:
Finalizado este pase y nuestra cerveza, pasamos al salón donde nos espera nuestra mesa. Los camareros nos acompañan amablemente y nos acomodan; del mismo modo, cada vez que vayamos al servicio durante la comida, un camarer@ nos acompañará. Una muestra de distinción sin duda pero que, para quienes no nos gustan las excesivas formalidades, puede llegar incluso a incomodar. Sigamos comiendo: Se nos presentan a continuación 4 nuevos snacks, cada vez de mayor nivel:
Antes de ir a por el menú propiamente dicho, nos reunimos con Ricard en una barra situada junto a la cocina y en el centro del salón. Allí, el valenciano nos explica su intención gastronómica y nos da a probar unos tomates y unas alcachofas en conserva (aproximadamente tres años) que servirán para acompañar sus elaboraciones. La pasión de este hombre por el producto de la tierra no tiene fin.
De vuelta en la mesa, vamos con el menú escogido:
Finalizado el pase, y habiendo degustado diferentes vinos que posteriormente comentaré, pasamos al punto más flojo de la comida, la parte dulce (Que lástima que el colofón no sea estratosférico siempre!):
Una vez todo finalizado, y siendo los últimos comensales en el salón, se nos invita a volver al bar a tomar un café ya que en la terraza que vemos al fondo empieza a llover (día primaveral). Allí, junto al café, se nos presentan cuatro petit fours compuestos de:
Para rematar la tarde, decidimos tomar dos gyn-tonics de G-vine que nos sirvieron con gusto. Cuando son la 19:30 de la tarde y han pasado 5 horas desde nuestra llegada, nos marchamos del restaurante de Camarena con una gran sensación y con la idea de clara de que el producto no requiere de excesiva técnica y artificios de otros, sino la pasión que Ricard demuestra en cada uno de sus platos.
En cuanto a la bebida, las referencias fueron las siguientes:
Mi sonora ovación por tan brillante crónica y además siendo tú primera participación.
Recibe un cordial saludo y esperamos seguir leyéndote.
Javi
Muchisimas gracias Javi!!
Un saludo!
Gracias jacomur!
La verdad es que la Marina tiene argumentos de sobra para su devocion... los iremos contando!
Saludos!
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