La ocasión lo merecía, celebración de 31 cumpleaños (hace casi un añito, pero no quería dejar pasar esta nota)
Se trataba de nuestra primera visita, no voy a explicar con detalle las características del local, el cual se puede leer en otros tantos comentarios u observar en las fotos de su web. Nos ubica David en un mesa para dos junto a la bodega y con vistas a la cocina. Que comience el partido, no sin antes salir a conversar Ricard y alegrarse de ver un pareja joven de Valencia, nos comenta que la mayoría de clientes son extranjeros.
Quisimos confiar totalmente y confiamos en el menú gastronómico (por encima de éste existe otro con 11 platos), así como que David fuera eligiendo un maridaje bajo su criterio pero con cierto límite (económico)
El menú constó de 9 platos, hay 2 que no recuerdo, comentaré lo que la memoria sigue almacenando un año después:
Caballa glaseada con jugo de cebollas, limón y pimienta negra: Por lo que comentan, un clásico. Y a mi entender, tras probarlo, plato imprescindible.
Canapé de anguila y cacau del collaret: Fuerte guiño a productos tan de aquí. Sin duda, original.
Guisantes del Maresme y bacalao estofados al pesto: Espectacular, si, espectacular unos "meros" guisantes, que cocinados junto al bacalao y la ligera salsa estaban de 10. Producto y sabor en su máxima esencia.
Marinado de Mero de Arpón, Mandarina y Perejil: Curiosa presentación de los distintos productos. A priori, nada podía presagiar, el excelente sabor conseguido.
Ostra valenciana con "horchata" de galanga: Primera toma de contacto con las ostras de la "terreta". Sin duda, combinada, tal y como se combina en este plato, nos encantó.
Faltarán 2 platos, que no recuerdo...
Como postres:
Calabaza asada, yogur y jengibre: Combinación del ácido del yogur con el dulzor de la calabaza. Rico, rico.
Remolacha, frutos rojos, leche fresca y eneldo: Lo que mas me llama la atención de esta preparación es la frescura que aporta el plato, la fría temperatura a la que sale emplatado ayudado por el tipo de vajilla en la que se sirve, un cuenco de piedra prácticamente congelado.
Para rematar, y tras enterarse David que se trataba de mi cumpleaños, nos sacó del vecino "Canalla" una tartita de Torrija caramelizada con helado de mantecao, acompañada de una vela. Excelente detalle.
Sobre los vinos, una pena, no recordar las pequeñas joyas que nos iba sacando David. Pero sin duda, generaron asombro, pasión y disfrute.
Como resumen, nos hicieron sentir como en casa, la sala es espectacular, la comida también y el trato recibido sólo nos hace pensar en volver y en seguir disfrutando de lo que supone este pedazo de restaurante.