Este restaurante se encuentra dentro de un edificio construido por el 1900 con una bonita portada neoclasica. Al restaurante se accede por un latera bien en ascensor o escalera. El salon es amplio con mesas bien vestidas. La antigüedad del local y el aspecto algo recio de este tipo de sitios restan encanto. Fuimos atendidos muy bien y dado que uno de los comensales es bien conocido alli no se nos entregó carta ninguna. Nos “cantaron” muchos platos como entrantes y unos segundos mas sencillos de carne y pescado. Pedimos entrantes a compartir:
- Ensalada de tomate con ventresca. Esplendidos tomates y buen atun
- Jamon iberico: bueno. Bien cortado
- Queso viejo manchego muy bueno
Como segundos la mayoria optamos por solomillo en mi caso a la parrilla y el resto con foie. Estos ultimos muy grandes y generosa racion de foie fresco. Todo conuna salsa reduccion de PX. Comentaron que muy buenos. Otra persona pidio un lenguado a la parrilla que tambien estaba bien.
Lo mas flojo los postres ya que trajeron al centro un plato con fruta cortada y un par de tartas industriales.
Finalizamos con cafes.
Para beber un Finca Antigua crianza 2008 muy bueno
No sé cuanto se pagó. La comida fue correcta con buena materia prima pero no me dejó "huella".