Sábado noche

en Zirigoza, azotados por el cierzo después del calor que habíamos pasado hace pocos días...Es curiosa la decoración del local, bastante moderna, en contraste con la oferta tradicional gastronómica. Hermano pequeño de La Lobera resuelve perfectamente una cena sabrosa con platos sin complicación: tomamos un tomate rosa con ventresca excelente, pelado y bien aliñado, unas patatas bastante originales rebozadas con tempura, fritas y asadas a continuación, lástima que la salsa de roquefort que las acompañaba no creo sea la mejor opción.
Unos calamares "bravicos": a la andaluza con mayonesa, floja, y salsa picante.
Para acabar una fuente de morcilla, longaniza y pimientos de Padrón para chuparse los dedos, para mí con el tomate lo mejor de la noche. Pan con tomate correcto.
La carta de vinos es cortísima, apenas un Somontano, un par de Riojas y un Ribera. Sin embargo las copas no estaban mal y como la temperatura del tinto elegido, Bracamonte 2010, era elevada ellos mismos sugirieron enfriarlo y trajeron cubitera. El servicio del vino es mucho mejor que la oferta del mismo en cuanto a variedad. En esta partado pogo "flojo" no por el servicio, que es muy correcto, sino por la casi inexistente oferta.
Espacio entre mesas suficiente, a pesar de que el comedor es amplio y cuando entras te parece ruidoso luego se está bien,se puede hablar sin tener que alzar la voz. Manteles y menaje correctos.
Personal muy competente, profesional y amable.
Me pareció un lugar para quedar satisfecho sin sotifisticación alguna y a muy buen precio, muchos comensales pedían bocadillos y tostadas, vale la pena volver a probarlas. Las salsas a mejorar.
Además no puede ser más céntrico, en plena Plaza de España.