En Semana Santa fuimos de vacaciones al Bierzo y, por recomendación de una amiga que lo conocía, fuimos a cenar al restaurante Gato.
Situado en pleno camino de Santiago, con amplio aparcamiento, el restaurante despista al principio porque es muy grande (de hecho organizan bautizos y bodas) y no da la sensación de ofrecer comida casera, pero no es así.
Tiene comida típica del Bierzo (Botillo, pimientos rellenos) y platos que no son típicos, pero sí de la mejor calidad, con materias primas procedentes de la zona (verduras, patatas, huevos, frutas) y que le dan sabor casero, como los guisantes con congrio, callos con garbanzos, fabes con almejas y el salpicón de pescado.
Si no sabes qué plato elegir, la mejor opción es dejarte guiar por su encantador dueño, que sabrá aconsejarte dependiendo de tus gustos y del hambre que tengas, ya que las raciones son muy abundantes.
Y yo te contesto: no comimos nada "extraordinario", mi diez se refiere a la experiencia en conjunto agradable de comer y beber con amigos, muy bien atendidos. Picoteamos de varios platos y todos estaban muy ricos.
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