Nunca es tarde

Para conocer este enorme -no en tamaño- y peculiar lugar. Muy céntrico, medio escondido en la calle Canfranc y con horarios creo que un tanto particulares. Bar pequeñito, con apenas 4 mesas en el interior y una -de nuevo- pequeña terraza en el exterior. El servicio lo lleva el propietario, majísimo y de la vieja escuela, como el local, todo sea dicho.

Fritos sencillos, de calidad y recién hechos, si pasas por la puerta, y en ese momento no hay nadie consumiendo, la barra desde luego que no te llamará a entrar. Una vez dentro, y tirando de pizarra o libreta del dueño, ya tienes una buena oferta de tapas tadicionales, como digo hechas al momento. Para empezar y no parar. Un par de gambas con gabardina, dos alcachofas con queso, unos sesos rebozados, una de bacalao, dos erizos de queso, no sabrías con que quedarte, junto con media ración de unos excelentes calamares, y 4 vinos (¿Viña Real?, ojo, para lo pequeño que es, tiene una oferta interesante en vinos por botellas), 24 euros. Además disponía en la libreta de platos de rabo de toro, salchichas frescas... para volver, y volver.

Gracias Aurelio, una recomendación así, sólo podía venir de un viejuno. :D

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    G-M.

    Jaja, gracias brother, y me alegro que lo disfrutaras.
    Viejuno, tu p....
    ;-)

    P.D.: yo ya llevo varios viajes que no lo dejo escapar.

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