A un grupo de amigos nos picaba la curiosidad por este restaurante. Es muy complicado reservar mesa y nos costó un montón conseguir una.
Disponen de dos turnos de cenas: a las 21:00 y a las 23:00.

A las 21:00 ya hay cola de la gente con reserva. El restaurante es muy sencillo y muy tranquilo.
Las maitres son japonesas y muy amables. Solo un camarero español.

Pedimos:
- Ensalada de algas
- Berenjenas con miso
- Tataki de pez limón
- Toro
- Langostinos con verduras
- Surtido de sushi
- Soba con curry
- Crema de mango

La comida es bastante normalita. El sushi es bastante regulero. No se salva ni el arroz.

De verdad que no entendimos la fama de este local ni lo difícil que es conseguir mesa. Supongo que es por lo auténtico del local, pero no por la comida.

El postre estaba rico, eso sí, pero incluso es pez limón o el toro, a pesar de un buen producto, demasiado condimentado. La berenjena también rica pero nada fuera de lo normal.

Hace tiempo me hablaron de este restaurante, un símbolo nipón en Madrid con la friolera de casi 40 años de trayectoria, situado en la C/Ávila nº 14, unas cortinas Noren nos dan la bienvenida a un reducido local con una luz tenue, de espacio un tanto comprometido, pero que se esta comodo, por lo que esta limitación de espacios, hace necesario reservar para no llevarse la sorpresa de no tener sitio, ya que todo indica de ser bastante frecuentado, dentro del local encontraremos la posibilidad de comer en barra, sentados en un tatami o bien en mesa, el comer en un tatami es muy romántico y tradicional, no obstante no lo recomiendo si no estas acostumbrado ya que terminaras con posturas anti naturales y un tremendo dolor de espada y articulaciones…lo cual amargara tu comida.

La carta del Naomi nos llevara por un entorno clásico, sin creaciones “explosivas”, siguiendo la tradición de elaboración degustando el arroz me recuerda a las líneas de sabores y aderezos mas típicos de la zona de Tokio, dado que me gusta como primera visita degustar la base de la materia prima, arroz, alga y pescado, hice mi pedido siguiendo esa base, encontrando un arroz ligero con un nivel de azúcar y vinagre moderado que da protagonismo al ingrediente adicionado a la bola de arroz, ingrediente el cual cubre toda el nigiri, con un corte de los que enamoran, descompactandose con facilidad, si bien es cierto que la temperatura en mi opinión hubiese sido mejorable, también es cierto que todo el conjunto se integra perfectamente en boca y genera muy gratas sensaciones.

En conclusión sin duda el Naomi apuesta por la calidad y por la buena guarda de su materia prima, no en vano sus 40 años en el mercado es uno de sus sellos de garantía y al menos hoy a mi me han demostrado que es un local muy a tener en cuenta y que todo amante a la comida Japonesa como mínimo debería visitarlo una vez y como en mi caso, seguro repetir.

Por cierto el servicio de vinos, es un complemento muy básico derivado como compromiso hostelero el que tiene el local, mi recomendación es maridar la comida o bien con cerveza o bien con Sake.