Era la primera vez que iba a comer a este restaurante situado en el pequeño pueblo de Colera, el 2º más al Norte de la Costa Brava después de Portbou. El local es también hotel y lo lleva una pareja muy entusiasta con su trabajo. Es un edificio aislado y destaca por su color rosado, está muy cerca de la entrada/salida a la carretera, no tiene pérdida.

Como era la celebración de un cumpleaños y éramos bastante gente, pedimos un menú cerrado (25 euros). Decir que tuvieron el detallazo de incluirlo TODO en el precio: entrantes, plato principal, agua, vino, cava, pastel de cumpleaños, cafés/carajillos e incluso chupitos por gentileza de la casa.

De beber, agua y vino blanco y tinto de la DO Empordà. No anoté los nombres, pero eran más que correctos al ser un vino de la casa. El blanco nos gustó más: algo dulzón, podía tener Garnatxa blanca, Cariñena o incluso Chardonnay. El tinto era más que correcto, pero no nos llamó tanto la atención.

Para comer, había 4 entrantes: Una maravillosa tabla de quesos (de 8 ó 9 tipos, todos de la provincia de Girona,con un plato para 3 personas). Había de cremosos, algo curados. Un buen comienzo. No preguntamos de donde eran para no agobiar. Luego vinieron unos mejillones de roca al ajo y perejil (me pareció un pesto verdod). De los mejores que he probado. Después, unas alcachofas muy bien rebozadas (no es uno de mis platos preferidos, pero me comí unas cuantas) y por último unos calamares a la romana muy correctos.

De segundo yo pedí cordero (bueno, aunque quizá no lo suficientemente hecho, aunque se podía comer sin problemas). Estaba acompañado por una patata al caliu. Aquí ya el estómago casi estaba al límite.

De postre, pastel de cumpleaños (tarta Sacher pero con nata y fresas por encima). Muy buena al ser de elaboración casera. Las de pastelería no difieren mucho.

Finalmente, cafés y todo eso. El local es amplio: tiene un pequeño comedor exterior/terraza, pero nosotros estuvimos dentro. Es amplio y a unos 40 metros hay un parque con columpios y jugos para niños. Los lavabos, de sobresaliente por diseño y limpieza.

Lo lleva una pareja bastante joven. Los dos, muy amables, interesándose por nuestra opinión pero sin agobiarnos.

En resumen, un buen lugar para comer en calidad (y cantidad) a un precio de crisis. Y lo mejor, el trato recibido. Para repetir.