Nos gusta, de vez en cuando, probar cosas distintas y es éste un lugar donde puedes hacerlo y pienso que merece la pena.
Hemos compartido un laminado de salmón ahumado y piña con ensaladilla de jamón y puerro, unos langostinos orly en cama de pisto criollo y unos burritos de pollo.
Todo ellos regado con un rueda Lindero 2011 que nos ha encantado.
Muy fácil de beber, aroma totalmente frutal y poco amargor, algunos dirían que un vino para chicas pero allá cada cual.
Todo ello rico, sin grandes pretensiones pero rico.
Hemos tenido "mala suerte" pues había dos mesas grandes y un poco ruidosas pero en sitios así no es tan raro que suceda.
La camarera, ella sóla para antendernos a todos pues no podía perder el tiempo en simpatías, no es su culpa pero desde luego que tampoco lo es mía. Somos de propinas pero hoy...........
Aún y todo merece la pena ir, por el precio y por probar cosas diferentes que realmente están ricas.