Conocí Shukran porque trabajo en Sanchinarro y algunos compañeros me habían hablado muy bien del sitio, así que me decidí a probarlo. Lo primero, destacar que se trata de un restaurante moderno y muy bien decorado, nada que ver con lo que te esperas cuando decides ir a un libanés. Me sorprendió la gran variedad de bebidas que había tras la barra y la amabilidad de los camareros, que ya tenían preparada nuestra mesa en la terraza cuando llegamos. Al abrir la carta, nos llamó la atención la explicación que acompañaba a cada plato (ayuda mucho a la hora de pedir) y los precios, muy asequibles. Pedimos unos entrantes, una ensalada y unos rollos de carne que tenían muy buena pinta. Espectacular el hommos (nos sorprendió mucho su presentación) y los keebe, aunque el resto de platos estaban igualmente deliciosos. El servicio fue muy rápido, lo que es de agradecer. De postre pedimos unos pastelitos libaneses, típicas delicias árabes como el baclava. Se notaba que eran frescos porque se deshacían en la boda, quedamos encantados. Estábamos tan a gusto que acabamos pidiendo unas copas y hasta una shisha para fumar, ¡muy divertido! En general, nos pareció un muy buen restaurante y de lejos el mejor libanés al que hemos ido en Madrid, por el ambiente y sobre todo por la comida. Totalmente recomendable.