El restaurante es bonito, muy bien decorado y todo en su sitio.
El servicio es estupendo. Amables y rápidos a atender.
La comida es buena y bien presentada.
Lo mejor sin duda la relación calidad precio. Es de lo mejor que hay.

Después de una mañana de visita a una bodega local, con caminata incluída por todo el viñedo decidimos en compañía del bodeguero acudir a este local recientemente reformado con la idea de reponer fuerzas.
El local está situado en el centro del pueblo, en una finca familiar, regentada por la cuarta generación.
Cuenta con un salón a la entrada, dividida en dos por un tabique y, al fondo sales a una enorme terraza de la cual se puede disfrutar en cualquier época del año.
El mobiliario se compone de mesas y sillas de corte moderno en madera blanca, con buena separación entre ellas. Decoración de paredes con pintadas modernas. Local muy luminoso, en buena parte luz natural.

Disponen de carta y menú, por el cual optamos esta primera vez.
De primeros tomamos ensalada de brotes con judias verdes y pipas de calabaza, correcta, coliflor gratinada, bien, y conchas de pasta con salsa de setas, muy buena y al dente la pasta. Las cantidadaes más que correctas, sin excesos.
De segundos, uno optó por el lomo de bacalao confitado con esparragos y setas, parece que gustó por su textura, butifarra de sanfaina (muy rica)con guarnición de verduras salteadas y el que suscribe tomó entrecot a la plancha con guarnición de patatas fritas y unas setas a la plancha, la carne al punto, sabrosa y jugosa.
De postres tomamos tiramisú casero, bavaroise de fresas, sabrosa,y tarta templada de chocolate, casera y riquísima.
Para beber tomamos un Acustic 2009, las copas más que adecuadas, a la altura del resto.

Mencionar que el bacalao y el entrecot llevaban un suplemento de 5 y 6 euros respectivamente por que no entraban en el menú.
Pan y cafés.
Precio total 63 euros.

Un lugar muy recomendable, al que volveremos sin duda en próximas visitas por la zona.