Torija es un pequeño pueblo de la provincia de Guadalajara famoso por su castillo junto al cual se encuentra este asador. Consta de dos salones, uno de estilo clásico castellano y el otro decorado de forma más moderna. No destaca por su cristalería ni por su cubertería, ambas correctas. Tampoco por su vajilla ni por su mantelería, las dos con muestras de excesivo uso ya. Pero eso sí, su comida es excepcional. Tomamos una exquisita lasaña de boletus (si vais, no dejeis de probarla, aunque os digan que van a tardar un poco en hacerla) y un buen pisto alcarreño seguidos de un extraordinario secreto de cerdo ibérico. De postre, los riquísimos bizcochos borrachos típicos de Guadalajara. Todo ello regado con un buen Emilio Moro 2008 (19.5 euros). La carta de vinos es algo escasa (Rioja, Ribera del Duero y La Mancha) y el servicio, bien. La especialidad de la casa es el cabrito lechal asado, pero hay que encargarlo previamente.

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