Restaurante del excelente hotel rural La Posada del Corralón, situado en la periferia del Parque Nacional de Cabañeros. El local, que ocupa una vieja fábrica de harina cuya estructura se ha respetado, resulta muy atractivo y acogedor (si acaso quitaría los trofeos de caza que aparecen en una de las paredes). Las mesas se encuentran bien vestidas, con vajilla y coperío muy decente y buena separación entre mesas. En la sala manda Luis, persona muy afable y de trato cercano, y en la cocina Raquel, su mujer, que guisa como los ángeles. Cenamos un par de noches de las 4 que estuvimos alojados en el establecimiento, por lo que pudimos probar varios platos de su amplia carta y que menciono a continuación:
- Asadillo manchego: una especie de ensalada templada de pimientos que estaba muy buena
- Morcilla con patatas paja: excelente
- Espárragos verdes a la plancha: deliciosos
- Pulpo sobre crema de patata: correcto
- Croquetas de jamón ibérico: buenas
- Queso manchego: muy bueno
- Chuleta de vacuno a la brasa: no estaba suficientemente tierna
- Lechazo al horno: sin llegar al nivel de los grandes asadores castellanos, estaba muy bueno. Hay que reservar.
Su carta de vinos, muy reducida, está centrada en marcas de la región. El vino se presenta a buena temperatura y se sirve en copas adecuadas. Sus precios son bastante ajustados. Tomamos en una ocasión Dehesa del Carrizal Syrah 2007 y en otra Dehesa del Carrizal Cabernet Sauvignon 2004, buenos vinos ambos, por los que nos cobraron 20€ la botella.
Buenos cafés, que acompañamos, por invitación de la casa, con diversos orujos.
En resumen, una muy buena referencia si visitamos la comarca de los Montes de Toledo.