Situado al norte de los Cotswolds, en una calle céntrica de Stow on the Wold, es un pequeño restaurante que ocupa el local de una antigua carnicería.
Decoración sencilla, y no muy original. Destaca la bancada de marmol blanco, que originariamente servía de base para poder preparar, cortar, limpiar y servir la carne, hoy convertida en barra.
Paredes de color claro, de las que cuelgan láminas y posters, algunos de los cuales hacen referencia, tanto a especialidades del restaurante como a platos del día.
Mesas, de pequeño tamaño y de decoración muy simple, excesivamente simple, para ser un restaurante, aunque sea un Bib Gourmand de la Guía Michelin. Separación entre ellas, a todas luces insuficiente.
Mesas "sin vestir", no hay mantelería, tan solo una servilleta pulcramente almidonada; cristalería, vajilla y cubertería acordes a las características del local.
No tiene, ni por asomo, la calidez, ni el encanto, de otros Pubs Inns de la zona.
La temperatura del local, agradable, pese a no disponer de chimenea, pero sí, de unas estupendas estufas de gas, que cumplen razonablemente bien su función.
El servicio, excesivamente nervioso, casi espitoso. Agobiante. Acelerado. Quizás porque el local estuviese prácticamente lleno (quedaba una sola mesa libre).
La comida de factura aceptable algún plato y más que notable otros.
Lo degustado fue lo siguiente:
ENTRANTE:
SOPA DE PESCADO DE LA CORNISA (pescado de roca), ROUILLE Y GRUYERE: Sopa de sobresaliente elaboración. El plato estrella de la cena: De color marrón oscuro, apreciabas un sabor procedente del pescado, y diría yo, del marisco, que servía de base al fumet; intenso, sápido, noble. Plato del que deducías que había dedicación en tiempo y forma, por hacerlo apetitoso. La rouille, disuelta en el clado mejoraba su sabor, muchísimo. No era una rouille fuerte, en la que el ajo eclipsara la base principal del caldo, no era intrusiva, potenciaba el caldo. El Gruyere aportaba, tras derretirse, cremosidad al plato. Excelente elaboración. Si lo llego a saber, en lugar de plato principal, hubiera repetido una par de veces de éste. EXCELENTE.
PLATO PRINCIPAL:
ENTRECOTTE ALA BRASA CON MANTEQUILLA DE FINAS HIERBAS, ACELGAS A LA PLANCHA Y CHIPS: El punto de cocción de la carne, aceptable, pues pedí un punto "rare" y me lo dieron "medium". El sabor bueno, sin más. La guarnición, nada del otro mundo. Buenas chips, cortadas a mano, y, unas acelgas sosas. Plato sin pena ni gloria.
POSTRE:
PANNACOTTA, CON RUIBARBO, PANAL DE MIEL Y HELADO DE GENGIBRE: La pannacottta consabor. El ruibarbo, escaso de cantidad, pero muy gustoso, por punto de cocción, acidez y azúcar. El panal de miel, tenía una textura crujiente, como si hubiese sido frito, el helado sabía a gengibre. Agradable.
En resumen, no me enamoró. Me dejó casi indiferente.
Una opción más.
El precio es sin vino.
No las pedí, pero sí que picotee de las que le sirvieron a mi hija. El fish era "buttered" (demasiada gruesa la pasta de rebozado) "haddock" (muy fresco y firme). Le faltaba, porque a la peticionaria no le gusta, "cider vinager", que a mí me encanta.
Hay platos, más que, aceptables, por ej steak pie, tienen muy buenos ahumados (el salmón salvaje escocés yo lo prefiero al noruego salvaje), o los postres, como hago mención en los comentarios anteriores a éste, de entre los cuales destacaría, los puddings, el trifle o los crumbles. Es decir, aquéllos en los, que, no imitan a los franceses.
Cuando aterrizo allí, cambio el chip.
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