En su justo punto y medida

Cuatro adultos y tres peques de 9, 8 y 6 años cenamos este viernes de Agosto en La Torruca.
Regresábamos después de poco más de un año, con ganas de repetir la buena sensación que nos dejó una comida de sábado el Agosto pasado.
Repetimos mesa bajo el porche, presidiendo el patio.
Como se trataba de una cena las peques compartieron unas croquetas y unos bocartes rebozados, nuestra peque dijo que yo los preparo mejor, lo que me llenó de satisfacción. Para los mayores unas ensaladas para compartir y un plato principal. A destacar el lomo de atún rojo, braseado entero y presentado cortado en gruesas lonchas con diversas especias y verduras por encima que compartí con mi amigo Víctor junto con un lomo de bonito preparado de manera similar, pero no tan conseguido. Repetimos y fuimos obsequiados con un cuenco de tartar de atún rojo, exquisito. Acompañamos la comida con un blanco y tinto que dejamos a la elección de la "sommelier", un Cariñena blanco, Care Chardonnay, y un Utiel Requena tinto, Beso de Rechenna.
En resumen, otra celebración perfecta, con una cocina de gran nivel, raciones ajustada, ni sobrantes ni escasas y a precios muy contenidos, relación calidad precio imbatible. Servicio cercano y efectivo. Volveremos.