Agradable sorpresa en una de las no pocas opciones que hay en el casco histórico de Salamanca (próx. a la Plaza Mayor) para tomar unos buenos pinchos y con una más que aceptable oferta de vinos.

Aunque tienen servicio de restaurante, nos decidimos por sentarnos en una mesa junto a la barra. Ambiente de taberna, con no pocos estudiantes locales y extranjeros. Servicio atento por parte del camarero.

Pedimos a base de pinchos (todos ellos preparados al momento):

- 3 caramelos de farinato y miel: Muy bueno este producto local, frito sin apenas aceite y acertado el contraste dulce de la miel.
- 3 centros de queso de cabra con frambuesa: Sobre una rebanada de pan tostada, un corte de rulo de cabra con un poco de cebolla caramelizada y compota de frambuesa. Bueno.
- 3 de morcilla de Burgos con torta del Casar: Cada pincho con dos rodajas de morcilla sobre la que se derrite un poquito del conocido queso extremeño. De rechupete.
- 1 de pluma de ibérico con suave mostaza antigua: Unos sabrosos filetitos de pluma marcaditos con la plancha con un toquecito de mostaza. Muy buena la carne.
- 1 de palito de solomillo de ibérico: Una mini-brocheta con cuatro taquitos de solomillo entremezclados con tiras de pimiento verde, rojo y amarillo. Muy bueno también.
- 1 ensalada de endivias, ventresca y salmón ahumado: Generosa ración al centro para compartir. Sobraba el dichoso maíz.

No tomamos postres.

En cuanto al vino, amplia oferta de vinos por copas, todos ellos interesantes, aunque nos decidimos por una botella de Viñas del Cámbrico 2010 (19€ inc. IVA), servido perfecto de temperatura y en aceptables copas. Solo descorche.

Precio total: 66.20€ (inc. IVA, dos refrescos y vino)