Entrañable

Desde el primer momento que llegas, y ves la decoración, hasta el momento en el qeu te vas, en el que la dueña sale a despedirte aunque sea desde lo lejos -si es que estaba ocupada y no ha podido acompañarte a la puerta en el momento en el que lo hacías-, se respira familiaridad, bueno, la decoración en un principio choca, pero al final la acabas asumiendo y ¿apreciando? como la decoración de la casa de tu tía abuela que tanto te gusta visitar, con sus toros, su bailaora y sus tapetes de punto de cruz, pero en versión mejicana. Su emplazamiento es un poco deslocalizado, con La Aljafería -aparte de mi casa, claro- como único sitio próximo de interés. El servicio es aparentemente lento (sobre todo en la comanda y el primer plato) sobradísimamente contrarrestado con amabilidad, una vez arrancado, la cosa suele ir más fluida, pero como la señora es tan entañable, yo le perdono todo, además, que tampoco lo es tanto, leñe, cuando entre dos personas, se ventilan dos turnos de mesas, de unos cuarentaitantos comensales por turno (2), y por cierto, siempre llenos en fin de semana, así que... no booking, no party.

La comida sin florituras, sin haber estado nunca en Méjico, la visualizo como auténtica y casera, como la que te darían en una casa de comidas local, sin más concesión europea que la mesura con el picante, o la jarra de sangría. No va a enamorar, pero raro es el año que no le hago una visita, y hace ¿15?, ¿20? años que lo conozco, desde que lo llevaba ¿el marido?, y no era más que un bar que acompañaban de forma gratuita las cañas que pedías -inaudito por entonces y ahora en Zaragoza-, con una peqeuña empanadilla/taco. Íbamos tres y nos decantamos por unos nachos, unas quesadillas y una nube (una suerte de puré) de patata, todo ello cubierto de quesos, arroces, ensaladas, frijoles y carnes varias a elegir, nos recomendaron no pedir nada más, menos mal, pues sobró un poco de todo.

Sin postres (absolutamente imposible), con cervezas varias para beber, y cafés especiales, y 3 margaritas por cuenta de la casa. 48 €.

  1. #1

    Sibarites

    Lugar acojedor,autentico.Comida muy decepcionante,no tenian guacamole supuestamente por lo dificil de encontrar buenos aguacates...muy bien,respetable,pero muy inncoherente con el resto.Las tortitas de bolsa y no eran de maiz,aros de cebolla congelados,salsa picante de bote(parecia tomate frito con tabasco,nada cuidado),margarita horrible,granizado de limon de polvitos,super dulce,color fosforito,un chorrito de tequila y nada de sal...fatal.Pedimos jalapeños rellenos de queso,4unidades ponia en la carta...y resultó ser un plato lleno de nachos de bolsa con trocitos a lonchas de jslapeños en lata y queso por encims,mirad la foto...no tiene desperdicio.pagamos 30 euros dos personas sin postre.No lo recomendamos nada...

    • margarita fosforito...

      margarita fosforito...

  2. #2

    Julianytina

    Toda la comida (excepto el arroz blanco) es de bote o bolsa. Las enchiladas no llevan salsa, lo que las convierte en quesadillas. La ensalada de bolsa. El picante de bote con alguna guindilla que le ponen. Los totopos (chips de maíz) de bolsa. No había ni guacamole, ni tamales, ni frijoles refritos. No había opción de pedir tortillas de maíz. Algo impensable en cualquier restaurante mejicano. Al baño apenas se podía pasar debido a los trastos que hay en el pasillo. Si es tu primera vez en un mejicano, pensarás que la comida mejicana es mala. Y si has estado en restaurantes mejicanos en Méjico o EEUU, pensará que es simplemente un asco. Sin dudas ¡el peor restaurante mejicano!

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