Cumplió correctamente

Pernoctamos en Cacabelos en un agradable hotel donde la recepcionista que era encantadora nos recomendó este restaurante para cenar.

El local es un comedor con una barra muy amplio lleno de mesas apretadas ( se ve que tiene publico) que solo se ocuparon otras dos ( lo que es la crisis).
Parecia que solo había un cocinero y atendia un chico muy amable.
La carta se compone de raciones de todo tipo basadas en producto local y carnes a la brasa aunque tambien hay otras opciones.

Decidimos compartir unas gambas a la plancha: generosa racion de gambas blancas aunque congeladas pero no estaban mal (12€).

Como segundos pedimos una chuleta de ternera buenísima y un solomillo de buey que al llegar a la m esa y cortarlo desprendio un tufo insoportable. Llamamos al camarero y se lo dijimos y la explicación que nos dio fue que son piezas individuales que vienen al vacio y que a veces ocurre eso porque deben haber “perdido el vacio” ( o sea que están en mal estado…digo yo). El caso es que nos dijo que sin problema nos traía otra cosa y pedimos otra estupenda chuleta. En todo momento el chico se deshizo en amabilidad por el incidente.
La carne venia con unas patatas fritas caseras y unas verduritas salteadas muy agradables.

No tomamos postre.
Para beber un Hombros a 16 €
Nos invito a un chupito de pacharan.

En resumen, para comer una buena carne ( ojo con pedir buey) en un lugar corriente a buen precio y con servicio muy amable de los que ya quedan pocos. Pero no para recomendar .
Salio todo por 52 €

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