Excelente entorno y buena comida
Precioso restaurante ubicado en lo que parece una antigua explotación agrícola. De hecho, producen su propio aceite y vino (que aconsejo probar, un vino singular, vinculado al terreno, 16º...)
El interior es una casona de techos altos, llena de detalles. Buena separación entre mesas, entorno muy agradable. Servicio agradable y eficiente.
Optamos por unos de los menús, que ofrece dos entrantes, principal y postre.
Entrantes:
- Ensalada campera: bien
- Provolone a la plancha: bien
Completamos fuera de menú con una pericana, muy buena
De principal gazpachos de Castalla. Servidos con la carne desmigada y caracoles. Acompañados de una coca de pan buena elaborada con levadura, pero que no es la tradicional de los gazpachos de esta zona, de tipo ácimo. Buenos
Postres en general buenos y caseros, en ración abundante.
Todo esto por algo menos de 18 €/persona incluido el vino de la casa y varias bebidas más, que teniendo en cuenta el entorno y lo comido me parece una gran RP. De las mejores opciones de la zona.