Buscando un sitio económico e informal para una cena de amigas nos recomendaron este nuevo local en el barrio de Ruzafa que lleva unos meses abierto. 
A primera vista es un local que te llama la atención, ya que su decoración te hace pensar que estás entrando en un club exclusivo, curiosamente en un enclave más bien bohemio como es el barrio de Ruzafa.
Me gustó su decoración en blanco y negro con enormes y llamativas lámparas de cristal y sus paredes con papel pintado. Las mesas son altas, lacadas en blanco y muy bonitas, pero los taburetes pese a llevar un pequeño respaldo no son demasiado cómodos para estar un buen rato.
Con la reserva nos informaron del menú por 15 euros, que nada más sentarnos empezaron a servirnos, por lo que desconozco si disponen de carta. Éramos 4 personas y este menú incluía:
Cóctel de gambas, ligero para empezar.
Tabla de ibéricos: queso machego, lomo y jamón serrano. Un plato al centro bastante abundante que estaba bueno, pero en mi casa a esto siempre le hemos llamado fiambre.
Patatas al roquefort: patatas de freidora con una ligera salsa roquefort.
Croquetón de jamón sobre una base lechuga. 4 croquetas.
Y tres montaditos por persona: Philadelphia con salmón ahumado y caviar, lomo con mayonesa y cebolla caramelizada y el último de confitura de tomate con jamón al horno. Estaban bastante buenos.
De postre, brocheta de profiteroles de crema bañada en chocolate. 
De bebida una botella de vino para 4 que ni pudimos elegir y que trajeron ya abierta, algo un tanto sospechoso. No la probé, me tomé mi cerveza como siempre.
Como estábamos de cumpleaños nos invitaron a dos rondas de chupitos de vodka rojo y a la cumpleañera a una copa después de cenar. Al resto nos dejaron la primera copa a 5 euros.
Solo éramos dos mesas cenando un sábado noche, pero luego empezó a llenarse de gente joven en busca de copas. La terraza cubierta que tienen a la entrada estuvo a tope toda la noche. Tampoco es un local demasiado grande, en el interior calculo que habrán unas diez mesas.
Respecto a la vajilla, cubertería y cristalería correctas con caminos de mesa de papel y velas en todas las mesas.
La música de fondo y la luz tenue del local hace que, si no hay mucha gente, el entorno sea muy agradable.
Su dueño, anda por el local saludando a todo el mundo en plan familiar, ejerciendo su papel de relaciones públicas, que por cierto, lo borda.
En resumen, un local agradable con buenos precios para una cena informal, pero muy lejos de exquisiteces y de cocina elaborada. No obstante, han sabido gestionarlo muy bien para atraer especialmente a grupos de gente joven. Como decía en el titular "para una cena con las amigas" , que por 15 euros no se pueden pedir peras al olmo, pero necesita mejorar algunos detalles como el tema de "descorchar el vino delante del cliente", por ejemplo.
En el precio no pongo las copas.