Establecimiento desenfadado e informal que auna el concepto de vinoteca y restaurante, aunque la impresión que me dió es que la actividad de la tienda está bastante atenuada. Decoración ecléctica, en conjunto podríamos decir que el ambiente queda moderno.

Oferta varios menús: picoteo, metropolitano, degustación, de los domingos y cada día de la semana a mediodía un plato de cuchara distinto. Cocina bien ejecutada y presentada. El servicio es simpático y atento.

No existe carta de vinos, debes elegir de entre los de la estantería (unas 30 referencias) con un sobrecargo moderado (aproximadamente un 40%) atemperan el vino con cubitera y hielos. Las copas están bastante bien. El servicio del vino funciona en regimen de autoservicio.

Nuestra experiencia fue para comer y nos decantamos por el menú degustación (18 euros iva incluido) que consiste en tres entrantes, dos principales, postre y café, todo ello para compartir, ya que como mínimo se sirve para dos personas.

Entradas:
• Ensalada de Queso de Cabra con frutos secos
• Pastel de Morcilla con Cebolla Caramelizada
• Plato de Barro de Papas con Salsa Setas

Platos Principales:
• Pastel de Salmón, Bacón y Patata
• Brocheta de Pollo Crujiente con Cous-Cous de Curri

Postre a Compartir:
• Flan Casero o Brownie con Chocolate Caliente

Todo ello, junto con unos botellines de cerveza para empezar y dos botellas de Páramo de Guzmán crianza, por 25 euros por persona.

Recomendable en conjunto, la comida que ofertan está bastante bien, si la selección de vinos fuera más amplia (potenciando la actividad de la tienda) consitituiría una opción más interesante.