He acudido a la cita anual con los calcots a este local. El entorno sigue siendo el mismo, con quizás una mano de pintura en su comedor.

Miércoles a mediodía y el comedor lleno, con la gran mayoría que habíamos optado por el menú cerrado que incluye los calcots.

Poco ha variado el menú, con el de los dos años anteriores:

De entrada a compartir un plato de exqueisada y otro de escalibada.

Posteriormente los calcots envueltos en papel de periódico sobre una teja, acercados en dos tandas, para que no se enfríen. Con la salsa romesco en un bol acompañante.

Posteriormente, la butifarra con los mongotes acompañados de la salsa alioli.

En esta ocasión no dieron opción en el postre y la crema catalana fue lo que se comió.

Los entrantes cumplieron, loa calcots estuvieron mejor la segunda tanda que la primera, pues aquellos estaba a falta de lograr su punto ideal. La salsa romesco no tenía su día, estaba a falta de “gracia” en el sabor y de textura.

Los mongotes pasados de punto asi como la butifarra, pues en mi caso me hubiese gustado menos hecha.

La crema catalana, sin pena ni gloria.

En el menú, nos decidimos por Freixenet vintage reserva 2011, servido con una cubitera en una copas tipo flauta. Cumplió de forma holgada.

Con cafés y agua el menú ascendió a 25 euros por comensal (uno más que en el año pasado)

Como opción me sigue pareciendo una buena en esta nuestra tierra, en la que no es habitual comer los calcots, pero ante la masificación me ha dado la impresión que han bajado algo los detalles de los puntos de los platos.

Casi seguro que el año próximo repito, aunque ajusta ligeramente la clasificación.

Nueva visita a este local con motivo de nuevamente organizar las jornadas de los calcots.

Nada ha cambiado en el entorno-decoración. En un día de los muchos que llevamos por estas tierras de lluvia y más lluvia, los comedores se encontraban al 100%, con mayoría de gente a un menú a 9 o 9.50 euros, que por lo que leí en una pizarra, esta al menos con los títulos muy interesante, por lo que pone y por la relación, por lo esperado y el precio.

Nosotros íbamos cuatro personas al menú de los calcots, que como en el año pasado tiene en este caso la esqueixada, calcots con la salsa romesco y las butifarra con los mongetes y su salsa de all-i-oli.
De postre esta vez no había la crema catalana y daban a elegir entre varios postres caseros, decantándome yo por una tarta de queso.
De beber el menú te ofrecía o un cava, no sé cual o un crianza que era Señorío de Mendieta 2009.
Los calcots que era a lo que veníamos, sin tener yo experiencia con ellos, muy buenos y abundantes, o dicho de mi forma de verlo, tan abundantes como el año pasado y mejores de sabor, textura y punto de hechura.

El resto a buen nivel para el local que se trata.

En mi criterio es un local que es lo que es y qué evidentemente, hay en la zona lugares que seguro te ofrecen en conjunto mas cosa gastronómicamente hablando e incluso enológicamente hablando. Pero en esta zona, que los calcots no suelen presentarse, en esta local que sus regidores son catalanes, me parece un lugar excelente si vas mentalizado a qué nivel acudes para degustar los mismos.

Todo más café y aguas a 24 euros por persona.

Tengo que volver un día por allí a degustar unos platos de cuchara que he visto en una mesa adjunta, tipo de olla (tema del cual ahora domino, al menos supongo) que creo que pueden resultar muy interesantes, si vas a lo que vas.

Visitamos este restaurante como segunda opción, ya que al que teníamos intención de ir estaba hasta los topes.
El día era espléndido, así que nos acomodamos en la bonita terraza de que disponen, rodeada de un prado con arboles frutales, unas pérgolas de tela donde se sitúan las mesas y algunos cacharros para poder jugar la cría.
4 comensales nos sentamos a la mesa, estas son las típicas de jardín de plástico con las sillas ídem, mantel de papel, menaje de lo mas correcto y copas de esas pequeñitas y de vidrio grueso.
Para comer nos ofrecieron directamente el menú del día, con tres o cuatro opciones para elegir.
De primeros: 2 optamos por lingotes de bacalao, que consistía en una ensalada de alubias, con su cebolla y pimiento y el bacalao muy, muy desmigado, bastante soso e insulso, la verdad.
Los otros dos, ensalada con queso de cabra, típica ensalada, con su mezcla de lechugas, tomate y cebolla, pero el queso en vez de ser de cabra, era fresco del tipo Burgos.
De segundos: 3 optamos por escalopínes de pollo con salsa de boletus, aquí la cosa mejoró sustancialmente, la verdad es que estaban buenos, se acompañaron de patatas fritas y el otro por albondigas, nos comento que estaban ricas y jugosas.
De postres, arroz con leche, tarta de queso y flan, todos correctillos.
Con el menú venía incluido el típico vino chungo que se mezcla con gaseosa, preguntamos al camarero si disponían de carta de vinos y nos comentó que tenía 3 o 4 riojas pero a tª ambiente, optamos por un Baigorri Crianza 08, que llegó descorchado a la mesa, tras probarlo, le pedimos una cubitera al camarero a lo que no opuso ninguna pega.
Terminamos con unos cafés.
Todo esto junto a unas cañas del principio y una botella de agua fría ascendió a 64€.
Sin duda hay muchas y mejores opciones por la zona.

La prensa de Cantabria en sus suplementos de gastronomía, con frecuencia hace referencia a las jornadas gastronómicas de este local. En otros años ya ha realizado la de los calcots y ante la novedad del producto en estas tierras junto a que alguien muy cercano la semana pasada acudió a este menú y le pareció agradable, pues allá que he ido hoy al mediodía.
El local, como su propio indica esta junto a la estación de FEVE de la localidad de Mogro. Es un bar-casa comidas- cantina de estación de las de antes, con una barra al centro y dos comedores a un lado y al otro una terraza junto a una pradera. Fácil aparcamiento.
En cuanto a su interior, diseño de hace muchos años, como es zócalo de madera a media altura, suelos de terrazo, mesas sencilla y manteles con bajo manteles, todos de material que trata de simular a la tela. Vajilla, cubertería y copas muy sencillas, servilletas de tela.
Pues bien íbamos a lo que íbamos, sin remilgos, dimos cuenta de:
Un menú que consiste en:
Escalibada (verduras asadas -berenjena, pimiento, cebolla) esqueixada de bacalao, ambos a compartir: buenas cantidades, gustándome más a mí, la exqueisada.
Butifarra de Blanes con mongetes y su alioli: buena cantidad y buen nivel
Calçots a docena por persona, presentados bien calientes en papel de periódico sobre una teja, con su salsa correspondiente. Junto a ello se nos facolito una babero de papel-plastiquillo. Nos han gustado, quizás por la curiosidad de tomarlos en estas tierras.
Y crema catalana de postre.
El menú se completaba de la posibilidad de cava o vino tinto (Señorío de Mendieta crianza 2008) cafés, pan y agua, todo por 24 euros persona.
Personal muy atento y agradable.
La sensación final ha sido, que ante jornadas de cocina “especial” es un lugar a visitar, en días sin aglomeraciones, a unos precios razonables, siempre sabiendo lo que se puede pedir al personal y al local. Ante la situación local económica, quizás sean los locales que menos sufran la misma.