Todo un descubrimiento

De paso por la provincia de Teruel a la hora de comer y gracias a los comentarios anteriores, decidimos acercarnos a este pequeño y céntrico restaurante trufero de la localidad de Sarrión. Disponen de dos menús, uno de 19 € y otro más económico de 10 €. Los cuatro comensales optamos por el primero. Primeros: cardo en salsa de almendras (riquísimo), crepes de setas y gambas (sabrosos), pimientos del piquillo rellenos de atún caseros (buenos) y patatas a la baturra (especialidad de la casa, pastel gratinado a base de patata, migas de bacalao y ali-oli, muy buenas). Segundos: dos de huevos fritos ecológicos con jamón (espectaculares, sobre todo uno de ellos con suplemento de trufa, 5 €), secreto de cerdo de Teruel (con trufa, bueno) y morcilla de arroz de Linares de Mora con compota de manzana (exquisita). Postres: dos cuajadas de leche de cabra (¡qué sabor!), helado de té de roca (con un sabor impactante, nunca había probado uno igual) y mousse de yogur con mermelada de frambuesa (rica). Todo ello fue regado con un sabroso Ventus 2010 (18 €) del Bajo Aragón. Carta de vinos con un buen número de referencias de la zona. Cristalería, cubertería, mantelería y vajilla, correctas. El servicio, atento y cercano. No dudaremos en volver si se presenta la oportunidad.

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