Agradable ubicación.

Situado por encima del barri vell de Girona en el pulmón verde de la barriada de Sant Daniel y ubicado en una antigua casona con grandes muros de piedra y a la que se ha añadido un anexo para ampliar la planta baja que es la zona de restaurante. No observé en ningún momento platos de la cocina marroquí tal como publicitan en esta misma página.
Tienen conexión o son los mismos propietarios del Cul de la LLeona ubicado en el barri vell de Girona
Nuestra mesa fué la primera que se ocupó pudiendo por tanto elegir la zona del restaurante entre la parte ampliada (moderna) o la antigua con paredes y muros con grandes piedras, optamos por esta última.
Las mesas vestidas con el socorrido camino de mesa y cubiertos y cristalería de calidad más que mejorable.
Nos trajeron el menú del cual elegimos timbal de parrillada de verduras y ensalada de tomate de montserrat con bonito los segundos fueron pollo a la brasa macerado con limón y hierbas del bosque y arroz caldoso de conejo y ceps.
La parrillada de verduras resultó incomible puesto que esperas eso, verduras a la parrila, pero es que estaban fritas y bañadas en un extraño aceite, la ensalada de lo más normal con una pequeña muestra de bonito.
En cuanto a los segundos el pollo a la brasa sin más, sin rastro de la maceración anunciada y el arroz bueno y sabroso.
De postre tiramisú industrial y sorbete de mandarina
Un muy mal vino tinto D.O Empordà que tuve que rebajar con gaseosa y agua
Dos cafés.
Tuvimos que solicitar que bajaran el volumen de la música ambiental petición que fué atendida en más de una ocasión, pero misteriosamente volvía a subir de volumen.
Nos sorprendió que a las mesas que llegaron más tarde les ofrecieran carta además de la opción del menú.
Servicio a cargo de la propietaria y una camarera con eventuales salidas a la sala del cocinero propietario a su vez del local.
Servicio mecánico y forzado, con pocas ganas de agradar.
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