Perdiendo puntos
Hemos estado en varias ocasiones después del último post, solemos ir los sábados al mediodía y cada vez hemos comentado lo mismo, cada vez hay menos gente y cada vez empeora un poco más el servicio.
Cuando entras al restaurante tienes que esperar demasiado a ser atendido y acomodado en la mesa, la chica que ejerce de jefa de sala cuyo nombre no recuerdo se limita a repartir las cartas, la comanda la toma la misma camarera que se encarga de todo el servicio. Con cuatro salas solo dos camareros para tomar nota y servir.
Incomprensiblemente con muy pocas mesas ocupadas el tiempo de espera para el servicio de platos se hace extremadamente largo, así como el tiempo en retirar los servicios.
Nos sirvieron un aperitivo que no recuerdo, de primero compartimos canelón de salmón ahumado con queso fresco, bueno y que ya habíamos comido en otras ocasiones y carpaccio de pies de cerdo con habitas y langostinos bueno y bien presentado. De segundos carrillera de ternera y risotto de cep y espárragos verdes. La carrillera, buena pero una ración excesivamente abundante hace sentir un cierto rechazo. El risotto más de lo mismo, ración excesiva pero con un agravante, totalmente insípido sin traza de contener queso parmesano.
Al retirar los platos nos preguntaron si no habían sido de nuestro agrado, dijimos que la carrillera sí pero había demasiado y el arroz era totalmente insulso.
Una botella de agua de litro y una de cava Rovellats brut nature.
Dos cafés.
Al pedir la cuenta nos indicaron que no nos cobraban el risotto, faltaria más!!
Hay que ponerse las pilas, no solo la ubicación, el entorno, la masia, atrae a los clientes, hay que conservarlos y para ello hay que ofrecer una buena cocina y un buen servicio