Restaurante Alminar (Kempinski Hotel Bahía Marbella) en Marbella
Restaurante Alminar (Kempinski Hotel Bahía Marbella)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

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Precio desde:
80,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
110 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de Alminar (Kempinski Hotel Bahía Marbella)
OPINIONES
2

El restaurante Alminar ofrece la posibilidad de cenar en una única mesa junto a una antigua torre de vigilancia conservada en sus jardines. Es un menú cerrado de 125.-eur en el que incluyen la soledad de la mesa, tu camarero particular y estar sentado frente al mar en una noche de verano. El servicio está atento a todos los detalles (velas, luces, decantado y servicio del vino, etc.) La comida no es espectacular pero cumple. Después de un par de aperitivos el menú consiste en ensalada rúcula y queso de cabra, langosta a la parrilla con una sopa de marisco (tipo bullabesa), filete de ternera ecológico con tomate y trufas. Prepostre con un sorbete de fresa, lima y menta. De postre tiramisú.
No es una cocina creativa pero está bien elaborada como por ejemplo la langosta a la parrilla (muy rica) o la carne jugosa y en su punto.
Carta de vinos amplia con variedad de regiones y países. Precios muy altos (de hotel en zona turística). Para beber Regina Vides 2003, un ribera que yo desconocía pero que tras decantarlo tenía un aroma esplendido, y un paso por boca algo más flojo.
Se termina con cafés, mignardies, copa y puro contemplando el mar. Caro pero merece la pena si valoramos su alto efecto sedante. El precio es sin vino.

Restaurante del hotel de la cadena alemana de lujo Kempinsky, ubicado en Estepona. Muy enfocado al público de su hotel, mayoritariamente extranjero. A las 22.30 h. sólo quedábamos en la sala nosotros, y estamos hablando de la Semana Santa. Gastronómicamente hablando, no aporta mucho, aunque sí destacaríamos los aceites que ofrecen de aperitivo, especialmente uno de limón y jenjibre (soberbio). También comimos un pil pil de gambas y langostinos con un aceite choricero que daba al plato un contraste muy curioso. Y de postre, se equivocaron con nuestra elección, aunque luego lo subsanaron, permitiéndonos tomar dos postres al precio de uno. Afortunadamente, acertamos reclamando el postre que originalmente pedimos, un hojaldre marroquí, que fue de lo mejor de la cena.
El servicio, correcto pero sin excesos.

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