Este comentario viene propiciado ante un nefasto servicio por parte del que se ve es dueño del local que posteriormente desarrollaré, no antes de dar una visión objetiva de la comida y del resto de su equipo que no tiene que verse salpicado ante un ego de empresario hostelero propio del bar Reynolds.
Se trata de un local un tanto frío por su decoración, no obstante no es a lo que se viene a hacer una crítica en un foro gastronómico.
La comida está bien, variedad de tapas, modernas con productos tradicionales, además de barato, por tanto puedes probar diferentes sabores y más si vas con más gente. El único punto negativo es que son muy pequeñas por lo general por lo que te obliga a pedir mucho.
Quizás enlazando con esto último es donde viene el problema; y es la lentitud del servicio. Cuesta muchísimo que vayan saliendo las tapas, fácilmente puedes estar cerca de 2,30h cenando.
A la hora de pedir, no hubo un "Buenas noches, encantados de veros aquí" parecía que nos hacían un favor dándonos de cenar.
-" Vaya forma de pedir" "Así se van a volver locos en la cocina"
-" Disculpe, ¿Alguna recomendación? " No ninguna.
Es la primera vez que se quejan de mi forma de pedir qué cenar y no me ayudan o me aconsejan cómo hacerlo.
Entiendo perfectamente que pueda ser complicado para la cocina hacer múltiples tapas, pero eso no es problema del comensal. NUNCA.
Las tapas son muy pequeñas y cada uno es libre de pedir varias y diferentes. SIEMPRE.
Sobre vino no puedo opinar, simplemente se hizo una consulta sobre tomar una copa de vino, a la que el mismo señor contestó que NO, yéndose de espaldas y sin dar más explicaciones. Entiendo que quería que se consumiera una botella o no hay copa. Pero se explica, no cuesta nada.
El servicio del staff del restaurante perfecto. Atento y además creo que muy conscientes de lo antipático que es su jefe por lo que intenta compensar siempre con una sonrisa.
Para terminar, simplemente decir que fuí yo mismo el último en abandonar mi mesa, dando un buenas noches y gracias, a lo que el mismo señor, contando billetes, bajó la barbilla, miró por encima de las gafas y decidió seguir contando en vez deseármelas a mí.
Cuando la competencia es fuerte, los detalles y los valores tienen un peso importante. Es cuestión de educación y querer mimar tu negocio. A partir de ayer hay 9 prescriptores negativos por la ciudad. Peligro.
Por cierto, buenas noches