Me han dicho que no pudiste catar esas barricas de la bodega. Una pena, no?
Saludos!
Si el día anterior habíamos comido cocido montañés, hoy tocaba cocido lebaniego, disfrutando así de dos de los platos más emblemáticos de la cocina cántabra. La idea inicial era acercarnos hasta Cosgaya y sentarnos a comer en el Mesón del Oso, donde ya habíamos estado hace unos años, pero finalmente nos pareció más ventajoso quedarnos en Potes y así poder visitar una bodega y el mercadillo de productos típicos que tiene lugar todos los lunes en esta localidad.
La jornada comenzó temprano, pues acercarse hasta el valle de Liébana por la sinuosa carretera de La Hermida lleva su tiempo, sobre todo si uno es de conducción tranquila y propenso a la contemplación pausada del paisaje, lo que en zonas como ésta se traduce en un rosario de paradas en el arcén de la carretera. No hacía mucho que había pasado por este desfiladero, pero no por ello deja uno de asombrarse cada vez que lo atraviesa.
La primera cita del día la teníamos a las 12 del mediodía en la bodega Compañía Lebaniega de Vinos y Licores, ubicada en Cabariezo, donde nos enseñaron sus pequeñas instalaciones, catamos algún vino y compramos alguna botella. Sin tiempo que perder salimos hacia Potes, no sin antes desviarnos hasta Los Cos, donde se enclavan algunos de los viñedos más viejos de la comarca y con los que Raúl Pérez está desarrollando uno de sus últimos proyectos.
Por suerte para nosotros el mercadillo local se ubica al lado mismo del restaurante, con lo cual pudimos hacer alguna compra sin retrasarnos mucho. Tras ello accedimos al establecimiento, que en su primera planta cuenta con una tienda de vinos y cuyo comedor se sitúa en la segunda, ocupando el desván del edificio. Nos ubicaron en una mesa junto al amplio ventanal, tal y como habíamos solicitado al hacer la reserva, lo que nos permitía disfrutar de unas vistas increíbles de Potes con las montañas nevadas al fondo. La sala, llena de fotografías antiguas y objetos decorativos de todo tipo, tiene mucho encanto y para que no falte de nada cuenta hasta con chimenea con fuego bajo. Nos entregaron la carta, aunque sabíamos a lo que íbamos. Para mi mujer y para mi pedimos cocido lebaniego (15€/persona) y para las crías un escalope con patatas para compartir (12,5€).
El cocido lebaniego es más o menos el típico cocido de garbanzos de toda la vida, pero que cada vez es más raro degustar en el ámbito familiar, entre otros motivos por el tiempo y trabajo que lleva realizarlo. El que sirven aquí está considerado uno de los mejores de Liébana y, la verdad, estaba bastante bueno. Comenzamos por un cuenco de barro donde nos sirvieron una suculenta sopa de fideos, que tomamos a sorbitos como mandan los cánones. Tras ello nos presentaron una bandeja con los garbanzos de base y, sobre ellos, el repollo y unos trozos de chorizo, costilla adobada, morcilla, carne de vacuno y tocino, así como varias bolas formadas con miga de pan, que desconozco como las llaman aquí, pero que en mi pueblo se conocen con el nombre de relleno. No pudimos acabárnoslo, aunque en realidad si mi mujer hubiera contribuido en la misma media que yo no habría vuelto nada a la cocina, pero no fue el caso. Por primera vez en mucho tiempo no hubo ganas de postre.
Para beber no vimos ningún vino en la hoja que sirve de carta que nos apeteciera, así que nos invitaron a bajar a la vinoteca y elegir allí algo que fuera de nuestro gusto. Subimos con una botella de Pittacum 2008 (14€), que acompañó perfectamente la comida. De paso compramos una botella de Hielu de Picos (12€), un vino dulce de vendimia tardía que se elabora en la bodega visitada por la mañana, pero que se les había agotado. Por cierto, este vino maridó perfectamente en la comida de Navidad con el queso picón de Tresviso que habíamos comprado antes de entrar a comer.
Terminamos este maravilloso día pasado en el valle de Liébana dando un paseo por las pintorescas calles de Potes, que me vino de perlas para poder conducir de vuelta sin que me pegara el sopor.
Me han dicho que no pudiste catar esas barricas de la bodega. Una pena, no?
Saludos!
Pues sí, me quedé con ganas. En concreto las barricas de Raúl son 6, todas ellas de 225 litros y en las que en la mayoría había vino blanco y al menos alguna de ellas fermentados con raspón al estilo de Cos Pes. El vino se encubó el día antes, por lo que todavía habrá que esperar, si es que luego se pone a la venta. En la bodega apenas me dieron información de lo que llevan entre manos.
Supongo que no querrán dar demasiada información por si a Raúl no le hace mucha gracia. Seguro que es una gran oportunidad para ellos que los haya elegido y no querrán fastidiarla.
Habrá que ver el resultado final.
Yo penitencia nada de nada. Ayer 79,8 kg pesados al levantarme, el máximo desde el verano, pero sé que ha sido por vaguear bastante y comer como una lima. A partir de ahora a seguir comiendo igual y a vaguear menos. He empezado el año fuerte (será el cargo de conciencia por los excesos): el día de nochevieja corrí la San Silvestre, ayer una hora de correr por el parque y el domingo tocará 3h de montain-bike. Pídele a los reyes una bici y a pedalear por los prados, vas a ver que rápido te pones fino.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.