Restaurante El Schotis en Madrid
Restaurante El Schotis
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
25 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
-
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
-
RCP CALIDAD-PRECIO
-
Opiniones de El Schotis
OPINIONES
1

Me sorprende que el primer comentario que se sube en Verema sobre EL SCHOTIS sea a título póstumo. Cuando todavía está cercano su inesperado cierre se me ocurrió entrar en su ficha para ver las valoraciones de este concurrido restaurante, y oh sorpresa… no hay ninguna…, es una putada, le iba a poner un 10 a todo, ahora me lo pensaré…

Durante las últimas 2 o 3 generaciones hemos sido muchísimos los “madrileños” (en su término geográfico más amplio), así como algunos ilustres visitantes (JF Kennedy, Bill Clinton, un tal Charles Chaplin…) los que hemos disfrutado de una de las barras y de los salones más castizos de Madrid.

El cierre de este restaurante, nacido a principio de la década de los 60, no se debe a la crisis, sino más bien al contrario, su continuo éxito ha llevado a sus ya ancianos propietarios a decidir echar el cierre a una parte de su vida: en su momento adquirieron la propiedad los seis camareros más antiguos a la muerte del fundador del local.

Este sorpréndete dato y otros han hecho de EL SCHOTIS un lugar único e irrepetible, por ejemplo, Lucio Blázquez, el reconocidísimo propietario de CASA LUCIO comenzó su carrera profesional en los salones EL SCHOTIS, fue el primer restaurante en la capital en utilizar el plato de barro caliente para acompañar las carnes, gracias al cierre hemos sabido que los murales que decoraban sus dos salones eran de Eduardo Vicente, pintor e intelectual de la post-guerra habitual de las tertulias literarias madrileñas…, el resto de anécdotas, historias y acontecimientos ocurridos, que seguro que son muchísimos, se irán perdiendo con el tiempo…

Analicemos que era acudir a EL SCHOTIS:

En mi caso…, siempre a destiempo y a deshora…., no importaba, sus camareros (en especial el original de Palencia) te recibían siempre con una sonrisa, daba igual el día y la hora…

Los manteles, servilletas, vajillas, copas y demás…, eran por supuesto de otro tiempo, lo del rollo “vintage” no ha debido colar en el espíritu de sus gentes, los buscadores de joyas “vintage” tan de moda no espoliarán mucho de sus salones, las sillas y poco más.

La carta de vinos clásica a mas no poder, nombres de Riojas y Riberas del Duero de toda la vida (a precio medio)…, en mi última visita degustamos un VIÑA CUBILLO, si bien siempre he tirado más de MARQUES DE CACERES. La temperatura del vino correcta. Un 8,5 (y tiro muy bajo). Las cañas perfectamente tiradas y el vermouth bueno (vamos casi ya es un 10).

La comida…., imprescindible sus callos (sobre los mismos he oído de todo según el gusto, para mí los mejores de la capital Y PUNTO!!!), espectacular siempre su rabo de toro, reconocidas sus redondeadas croquetas siempre congeladas por el medio, muy buenas las setas, otros de los más aplaudidos: su tortilla de patatas…, jamás la probé. Pero sin duda alguna su plato estrella era el solomillo en plato de barro caliente…, el MEJOR DE LA CAPITAL, producto de calidad que te permitían cocinar a tu gusto…, toda los productos cárnicos por supuesto acompañados de platos rebosantes de patatas fritas…, otro 8,5…, y me pensaré no poner un 10.

No recuerdo el precio de las consumiciones, pero era bueno seguro, tuve la suerte de ir con distintos grupos y todos repetimos siempre juntos o revueltos. Un 10.

¿El entorno? El primer módulo es el de la barra, una barra de las de verdad, rodeado de carteles taurinos de San Isidro, algún dibujo del famoso arenero de Las Ventas, Cesar Palacios, así como un sinfín de fotos de famosos trasnochados que visitaron el local hace tiempo de los que ya apenas se reconocen rostros de algún torero, actor o púgil…, y por supuesto de D. Santiago Bernabéu.

El segundo y tercer módulo eran los salones (¿había más?), todos ellos rodeados de los murales fríos y “dudosos” de Eduardo Vicente que reflejaban escenas costumbristas de la capital y sus corralas, y alguna de sus fiestas más clásicas como el Baile de la Bombilla. Aquellos que tuvieron la suerte de ir a EL SCHOTIS entenderán y me perdonaran la utilización del término “dudoso”…, todos los estilos son válidos…, pues es: otro 10.

Desconozco el futuro del local, si abriera un nuevo EL SCHOTIS se debería de diferenciar del primero y único (aunque iré por supuesto), pero seamos sinceros, alguna franquicia de mal gusto y peor genero adquirirá el local para ir destruyendo poco a poco la que fue sin duda alguna una de las calles más castizas y sobresalientes de la ciudad: la Cava Baja de La Latina.

Como conclusión: UN DIEZ, mi primer 10 desde El Celler del Can Roca, dos lugares de los que he salido (en el caso de EL SCHOTIS en multitud de ocasiones) feliz. Por este motivo, por otros, por más, o por menos… UN DIEZ.

Hasta siempre, y mil gracias

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