Buena comida para un templo del vino

Había estado como 5 veces en el casi mítico (para mi) Bar à Vins de la Fábrica Moritz, pero ha sido la primera en la que he venido para comer algo. Anteriormente habíamos solamente a catar vinos aprovechando la celestial oferta de vinos por copas donde es posible escoger entre unas 40-50 opciones de blancos, rosados, tintos, espumosos, dulces y generoros. Ciertamente, los precios de las tapas y platillos no son económicos y esto había impedido que decidiera venir antes a cenar. La experiencia, ciertamente, ha sido muy buena.

Sí que es cierto que el espacio de vinos, abierto a la calle, bastante pequeño y con mesas muy cercanas y sillas no muy cómodas, no es el más adecuado para comer (tienen otras salas muchos más grandes en su gigantesco local). Otra cosa que no me gusta mucho es la luz, demasiado ténue y amarillenta, que dificulta apreciar el color de los caldos.

Tomamos dos copas cada uno. Yo empecé con un Finca Racons 2011 (Tomàs Cuisiné, Costers del Segre), a 3.87 eur la copa de 105 ml (la medida es exacta y es coste por volumen, impresionantes precios de copa a aprox. 1.6 veces el de la tienda). Correcto sin más. Me gustó más el de mi amigo, un italiano Vintage Tunina 2010 de Venezia Giula a parecido precio, más dulce y con una nariz impresionante, aromas más complejos (S. Blanc, Chardonnay, Ribolla, Gialla). Creo que es el primer blanco italiano que he probado en mi vida, soy un aprendiz en esto. Para comer, unas bravas (3.50 eur) muy buenas, no de Top, pero bien cocidas y algo crujientes con una salsa exquisita de allioli y en la base del recipiente, una aceitosa de pimentón picante (demasiado aceita tal vez). Ración de tamaño correcto. Luego unas croquetas de jamón (A 2.10 eur/u, precio ya de rest. de nivel) de buen tamaño y muy ricas. Queríamos un salami italiano trufado, pero no quedaba y lo cambiamos por un bull negre català (4.50 eur, ración aceptable, servido sobre una tabla de mármol con unas tostaditas alargadas con sabor a aceite y orégano). Buen producto.

Nos pedimos un par de copas más, ahora de tinto. Yo me decidió por un Mencía de Ribeira Sacra, servido en una copa apropiada. Hacía tiempo que no probaba un vino de esta variedad y son una delicia, de lo más suave que te puedes encontrar en la península. Solamente 2.77 eur por 102 ml de placer y aroma. ¿En cúantos locales te cobran 3 por un aceptable Rioja en una copa normalilla? La otra fue un Mas d'en Compte 09 (Priorat) que ya había probado en otra ocasión. Por último, nos atrevimos con una especialidad alsaciana (el fundador de Moritz era de allí), una especie de pizza con crema, bacon y un fantástico queso de sabor tioo camembert. Por 7.75 eur, no estaba mal la ración, tuvimos suficiente cada uno para probar.

No es un sitio barato, realmente, pero tampoco de precio excesivo, y pagar sobre los 20 eur (no salimos hartos pero tampoco muertos de hambre) y degustar tapas de calidad con vinos al mismo nivel me parece que lo vale. Para repetir y repetir y repetir. Lástima que el espacio no esté a la altura. Había un grupo de 10-12 franceses al lado que, sin ser ni mucho menos maleducados, hacían un poquito de ruido, más que nada por lo pequeño del local.

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