Está cerrado hace tiempo.

Segunda parada en el camino antes de llegar a nuestro destino de vacaciones.
Decidimos parar aquí, dada la fama de sus embutidos y vaya si mereció la pena.
Tras las compras de rigor y después de tomar unas cañas en la plaza mayor, nos dejamos perder por sus callejuelas sin rumbo fijo y buscando un sitio donde cenar, tras ojear varias opciones optamos por este restaurante ya que me llamó la atención en sus cristaleras muchas referencias en torno al vino.
Tras un buen recibimiento, nos comentan que la carta solo está disponible en catalán, pero que nos ayudarán en todo lo que necesitemos.
Local muy acogedor, de estilo moderno, en tonos blancos y paredes de piedra, mesas de buen tamaño y correcta separación, vajilla y cubertería de calidad y cristalería Riedel.

En cuanto a la comida, nos decantamos por el menú de temporada a 23,95€+IVA a lo que hay que sumarle otros 2€ de pan y servicio:

- Comenzamos con un pequeño aperitivo a base de embutido de la zona.
- Jamón ibérico y pan con tomate, una mas que generosa ración, con un jamón de excelente calidad.
- Carpaccio de pulpo y patata a los dos aceites, pulpo muy tierno y muy fino, como cortado a espada láser, con aceite de pimentón y otro que ahora no recuerdo.
- Mousse de bacalao con manzana asada y allioli, presentado con unas rebanadas de pan tostado para untar, cremoso, sabroso, con un buen balance entre la dulzura de la manzana y el salado de la mousse de bacalao.
- Ensalada verde con gambas a la plancha, tal como suena, mezclum de lechugas con un ligero aliño y 4 gambas a la plancha de buen tamaño y calidad.
- Rissotto de setas y parmesano, muy conseguido, buen punto del arroz y con una cremosidad que no siempre encuentras en este tipo de elaboraciones.
Plato principal a escoger de la carta:
- Manitas de cerdo rellenas de bacalao, esta fue mi opción, plato gulesco y contundente donde los haya, las manitas se presentan deshuesadas formando una cúpula y dentro se encuentra el bacalao desmigado, todo ello aderezado con una salsa bien trabada y de concentrado sabor.
- Tartar de atún marinado en soja y mango, este lo pidió mi mujer, aquí pincharon un poco, trozos demasiado grandes de los dos elementos, además el atún estaba pasado de maceración, con lo que perdía toda su esencia.
Tenías opción de elegir un postre de la carta con un suplemento de 2€:
- Mi opción fue una tarta Tatín con con helado de vainilla, estaba buena sin mas.
- Mi mujer pidió un flan con nata y nueces garrapiñadas, en la linea del anterior.
Para la cría pedimos unos filetes de lomo con patatas a 8€.

En cuanto al vino disponen de una carta bastante maja, con predominio de referencias catalanas a precios mas o menos comedidos, para la ocasión elegimos un vino blanco de Costers del Segre, Missenyora 2010 a 17,90€ servido perfecto de tª y con su cubitera correspondiente. Con los postres me tomé un chupito de mistela o alguna cosa parecida que ahora no recuerdo bien.

Resumiendo, opción mas que recomendable donde se come y bebe bastante bien a un precio razonable.
Si estuviera por la zona repetiría.

Un menú de fin de semana a 19,95 más 2 € por pan y servicio, postre a 2 €, café 1,50 €, agua de litro 1,90, vino DO Empordà 3 Finques 13,50 a estos precios hay que añadir el iva.
En el menú se puede elegir entre 10 o 12 primeros y 10 o 12 segundos éramos 4 comensales, solo recuerdo lo que yo comí: Carpaccio de buey con virutas de parmesano, ración generosa y rabo de buey muy bien guisado.
Servicio rápido, agil y correcto.
Buena carta de vinos
Vale la pena pasear por la plaza Mayor de esta villa y perderse por las históricas callejuelas que la rodean para después reponer fuerzas en los muchos restaurantes del casco antiguo.